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Camino Ibarz

Estoy en mi casa escribiendo esta columna, miro alrededor y lo intento. Un escalofrío más recorre mi cuerpo. Soy incapaz de elegir, de decidir qué es y qué no es imprescindible de lo que me rodea para seguir con mi vida. Es muy difícil escoger qué metería en una bolsa en diez minutos, sabiendo que todo lo demás se perderá bajo los escombros.

Catalogar mis apegos y necesidades se me antoja imposible, y lo intento por ponerme mejor y con todo el respeto en la piel de las personas afectadas por el derrumbe del edificio Los Amantes. En la aciaga mañana del martes 13 de junio ni si quiera hubo tiempo de escoger nada. En unos segundos todo, lo imprescindible y lo superfluo, aunque con significado para cada cual, enrunado y perdido para siempre. Han pasado poco más de 24 horas y sigo espeluznada por lo que pudo haber sido, y por el trance en el que se encuentran las personas afectadas, que han perdido su hogar, su refugio. Ese lugar donde nos sentimos arropados y seguros, rodeados de nuestras cosas, de nuestro universo, de lo que nos conforma y reconforta con sólo mirarlo. Somos conscientes de que ha sido milagroso, de haber ocurrido tres, cuatro horas antes, estaríamos con el corazón encogido siguiendo el rescate de muchos cadáveres y otro escalofrío me sacude. Todos han salvado la vida y es el mejor titular posible.

Y aunque me emociona también pensar en la ola de solidaridad que se ha generado, y que ojalá perdure en el tiempo porque será necesario, no puedo dejar de pensar en estos vecinos y vecinas que, desgraciadamente, tardarán mucho en volver a tener de nuevo un hogar, su refugio. Los imagino ahora, durmiendo con lo puesto de prestado y únicamente puedo tender mi mano, abrir la puerta de mi casa a quien lo necesite, de corazón.

Deseo que las administraciones no los abandonen, que se depuren responsabilidades, que a ninguno se nos olvide esta situación y que estemos disponibles para ayudar emocional y materialmente todo el tiempo que sea necesario porque hará falta, aunque pasen los meses. Y es imprescindible que se aceleren al máximo los trámites y trabajos para que estas personas puedan volver a tener pronto su hogar, su refugio.