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¿Pagamos muchos impuestos? Sí ¿Pagamos muchos impuestos? Sí

¿Pagamos muchos impuestos? Sí

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A.M.

Es habitual en los políticos utilizar el falaz argumento de la baja presión fiscal para justificar las subidas de impuestos. Ese argumento no puede ser más simple: la presión fiscal en España es muy baja, varios puntos por debajo de la media europea y que, por lo tanto, tenemos que subir los impuestos para acercarnos a nuestros vecinos europeos y equiparar así esa presión fiscal. 

Esta narrativa lleva siendo pregonada desde hace tiempo y nos está preparando el camino para la siguiente subida impositiva.

Sin embargo, desde mi punto de vista, utilizar como indicador de la cantidad de impuestos que se pagan en un territorio la presión fiscal, no es la mejor fórmula. Considero que es mucho más acertado utilizar el término de esfuerzo fiscal para realizar esas comparaciones con nuestros vecinos y como base para la toma de decisiones.

Intentaré explicar cuál es la diferencia entre estos dos conceptos. La presión fiscal se calcula como el porcentaje de la recaudación obtenida por un territorio en relación a su PIB, incluidas las cotizaciones a la Seguridad Social. Esto es un dato macroeconómico, y presenta varias limitaciones que desaconsejan su uso, al menos en solitario, como único indicador para estos asuntos. 

El esfuerzo fiscal se calcula dividendo la presión fiscal per capita, es decir por la renta que tiene cada individuo. En otras palabras, de todo lo que gana una persona en un año, qué porcentaje dedica al pago de los impuestos. Así como sabemos qué parte de nuestros ingresos dedicamos al alquiler, a la comida o a las vacaciones, también sabemos qué parte de lo que ganamos dedicamos al pago de impuestos. 

Veámoslo con números. En España, en el año 2018, la presión fiscal se situaba en torno al 34%, muy alejados de la media de la eurozona del 41%. Ese mismo año el esfuerzo fiscal situaba a España en la cabeza de la Eurozona, por encima de países como Suecia, Dinamarca o Finlandia. Y por qué se produce esto. Porque no es lo mismo pagar ese 41% en un sueldo medio de un danés que es de 60.000 euros, que de un español que es de 24.000 al año. A un danés, después de pagar sus impuestos le quedan 35.400 euros para gastar, y a un español le quedan 14.160 euros. 

Lo que hay que hacer es aumentar la recaudación fiscal, pero sin aumentar los tipos impositivos. Una de las vías para lograrlo es la lucha contra la economía sumergida que se estima entre 40.000 y 80.000 millones de euros anuales. Exactamente los 5 o 6 puntos de diferencia que hay en la presión fiscal con los países de nuestro entorno. En otras ocasiones he comentado que aumentar la recaudación de impuestos tiene que venir por aumentar la base impositiva, no los tipos impositivos. En resumen, hay que aumentar el número de personas que declaran sus ingresos y la cuantía de lo que declaran. Una persona que pide no pagar el IVA de una reparación es tan perniciosa para el sistema como otra con sociedades en paraísos fiscales.