Una vez pasada la fiebre mediática sobre el famoso youtuber El Rubius y su cambio de residencia a Andorra (y lógicamente tributar allí por sus actividades económicas), voy a dedicarle mi colaboración de hoy. El asunto, que tiene muchas aristas desde las que poder abordarlo, en mi opinión se resume en si esta decisión de trasladar la residencia para reducir el pago de impuestos es una decisión legal (que lo es) y éticamente admisible (en este apartado hay enormes controversias). De momento, aquellas personas que libremente han decidido trasladar su residencia, se han convertido en el pim pam pum de los medios de comunicación y redes sociales, incluso el vicepresidente dejó de ver series y opinó al respecto. Imaginen la que se armó.
Pero vayamos por partes. En primer lugar, Andorra no es un paraíso fiscal. Por lo tanto, las decisiones de los contribuyentes que deciden trasladar su residencia allí, no lo hacen a un paraíso fiscal. El Gobierno publica todos los años la lista de los países que son considerados paraísos fiscales y el Principado no está incluido. En segundo lugar, se han vertido todo tipo de insultos contra los que han realizado ese trasladado, llegando a pedir en una televisión pública que se los decapitara en una plaza pública. Insisto en que no han defraudado nada con su decisión. Han decidido cambiar de residencia y por lo tanto, pagar allí sus impuestos conforme la regulación de su nuevo destino. Este matiz es importante porque si a unas personas que no han defraudado nada se les hace una campaña como la que se ha hecho, ¿qué deberíamos hacer con una persona que, por ejemplo, pide pagar en efectivo la factura del fontanero para ahorrarse el IVA? Eso sí que es un fraude, de pequeña cuantía, pero un fraude. Recuerdo la anécdota atribuida a Groucho Marx sobre una conversación con una meretriz y el precio de sus servicios para ser considerada como tal. Esto es lo mismo, el fraude es fraude sea cual sea la cantidad defraudada.
Y por favor, no caigamos en la tentación de hacer un sistema impositivo amable para estas personas. Si se bajan los impuestos, o se suben, que sea para todos, no solo para una casta privilegiada que generaría ciudadanos de primera y de segunda. En el año 2005 se aprobó un Real Decreto, conocido como ley Beckam, cuyo objetivo era atraer talento profesional, académico o investigador a España, para lo que se diseñó un sistema que les permitía tributar como no residentes, y pagar a un tipo fijo del 19,5%. Y qué ocurrió, pues que no se atrajo talento profesional o académico, y el único talento que se benefició de este ahorro de impuestos fue el de los futbolistas.
Concluyo subrayando que el efecto más importante que todo esto puede tener es inobservable en este momento: cómo esta decisión puede afectar a la opinión de los millones de jóvenes que son seguidores de este chico. Solo en Youtube tiene 39 millones, en su gran mayoría jóvenes que siguen a pies juntillas todo lo que dice. Dejar de ingresar 1 millón de euros no es nada comparado con los mensajes que estos modelos de comportamiento generan en los adolescentes o preadolescentes actuales. El futuro nos dirá si la preocupación era desproporcionada.