Yo más
De lo que no se dan cuenta estos gobernantes de pacotilla es que la gente, además de dinero en su cuenta, necesita más acción y medios físicos para empezar de nuevoDicen que, a río revuelto, ganancia de pescadores. Y, aunque este es un dicho con connotaciones negativas, quizá haya una ocasión en que se pueda utilizar con otra intención menos despectiva. Vuelvo a referirme a las consecuencias de la dana de octubre en Valencia.
Es un hecho que los dirigentes han quedado en evidencia por la falta de previsión, la mala gestión de la emergencia y la falta de cercanía respecto a los afectados. También se puede afirmar con bastante certeza que no ha ayudado en absoluto que el gobierno autonómico y el central sean de diferente cuerda ideológica, dejando ver que la política del “tú más” no beneficia a nadie (o casi).
Pero ha llegado el momento de ofrecer ayudas económicas para una recuperación que, aunque nunca llegará a niveles óptimos, es necesaria para dejar atrás semejante tragedia. Por circunstancias familiares, estoy tramitando algunas de esas ayudas ya que cuento con los medios técnicos adecuados y tengo cierta experiencia en administración pública. Y me he dado cuenta de que, ante el descalabro político inicial, ha llegado el momento de aplicar la política del “yo más”. Si el otro gobierno convoca ayudas para algún sector, el otro no tarda en hacer lo mismo con más dotación. Si se establen unos requisitos aquí, se rebaja la presión allá.
De este modo, están jugando a ver quién da más y eso beneficia a los damnificados, todo en busca de un voto que saben que han perdido en esa zona devastada. De lo que no se dan cuenta estos gobernantes de pacotilla es que la gente, además de dinero en su cuenta, necesita más acción y medios físicos para empezar de nuevo. Si el apoyo para gestionar las solicitudes es ineficaz, no llegarán muchas ayudas. Si no hay cómo gastar lo ingresado, no vale de nada. Y si no se saca el lodo con más premura, será difícil olvidar la incompetencia en todos los estratos de toma de decisiones.
Queda muy bien en los medios sacar pecho por dotar con miles de euros a las víctimas. Lo que pasa es que, como dice otra expresión popular, el dinero no da la felicidad.