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Televisibilizados

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Elena Gómez

Hace un par de años les contaba la poca visibilidad que tenemos las personas con discapacidades “feas” en televisión. Entiéndase por fea aquella diversidad funcional que no permite exhibir un cuerpo escultural y apolíneo, a pesar de tener alguna disfunción como la falta de una extremidad o la necesidad de una silla de ruedas ultraligera.

Este es un terreno que todavía no hemos conquistado en plena era de la representación de todo tipo de personas y sensibilidades en la pequeña pantalla, y mientras esto no ocurra, seguiremos siendo invisibles para un alto porcentaje de la sociedad y de los poderes públicos (y fácticos). Si la imagen que se da de las personas con discapacidad es la de aquellos que solo superan sus dificultades a través del deporte, estamos recibiendo en nuestros hogares una visión parcial y capacitista de una realidad patente a pie de calle.

Pero cuando hablamos de televisión, un alto porcentaje se ofrece por el sector privado, el cual se mueve por cifras. Si algún gran anunciante estuviera muy sensibilizado con este tema, la cosa cambiaría. En cambio, resulta sorprendente que, en el sector público del entretenimiento audiovisual, no pasemos de estar representados en algunos espacios específicos como el sorteo de la ONCE, u honrosas excepciones como en el programa La Revuelta. Y con televisión pública me refiero también a las autonómicas, que en su mayoría funcionan con capital público y se crearon con espíritu de servicio a la ciudadanía. Si han visto a alguien con el perfil que estoy describiendo en algún momento en Aragón TV, les ruego que me disculpen, pero me lo he perdido.

Algunos podrían defender esta situación diciendo que nosotros no nos acercamos a los programas de televisión para dar a conocer nuestras circunstancias, pero eso no es cierto. No hace mucho, alguien muy cercano a mí concursó en un espacio de la cadena aragonesa, y preguntó si yo podría apuntarme al casting. La respuesta fue clara y tajante: no. El estudio no era accesible (como casi todos). Si no empezamos por lo básico, mal vamos…