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Rozalén Rozalén
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Elena Gómez

A principios de 2013 me llegó el video de una canción acompañada por una intérprete de la lengua de signos, algo que todos saben que podría gustarme dada mi sensibilidad con la accesibilidad universal. Por supuesto, me encantó la propuesta por inclusiva, pero también me enamoré de la cantante y su “80 veces”. Su voz, su expresividad y una letra con mucho humor y empoderamiento femenino fueron determinantes para que yo me convirtiera en su fan número uno. Por aquel entonces su primer disco venía en una cajita de cartón, intuyo que autopublicado, y costaba muy poquito. Compré tres, quería hacer partícipes a mis amigas de mi descubrimiento.

En julio de aquel año dio su primer concierto en Teruel. Había firmado con Sony Music y le habían editado como merecía su disco, por lo que vino a promocionarlo con Cadena SER a un local de la ciudad. A aquel evento asistimos no más de 15 personas. Tuvimos la oportunidad de saludarla y la pobre alucinó al ver que una turolense loca le había comprado aquella cajita que creía haber distribuido solo entre sus seres queridos. Le auguré una gran carrera y ella, tan bonica como es, me contestó con humildad que no sería para tanto.

En 2016 ya era muy conocida y vino a cantar a los jardines de San Pedro. Por supuesto, yo estuve en primera fila. Hubo muchos más asistentes y, aunque todavía no llenaba estadios como ahora, me encantó ver que empezaba a provocar un fenómeno imparable. En 2022 venía a lo grande, habiendo triunfado por todo el mundo y, una vez más, me preparé para disfrutar de su directo. El COVID me lo impidió, así que para mí fue una bendición que tuviera que suspender por las lluvias.

Este miércoles ha cumplido su promesa de volver, y ha anunciado que estará aquí para las fiestas, espero que esta vez la salud no me juegue una mala pasada. Ya no podré estar en primera fila, mi lugar en los grandes conciertos es la plataforma para personas con movilidad reducida. Pero da igual, me encanta verla dándose baños de masas, sea donde sea. Bienvenida de nuevo a Teruel, mi querida Rozalén.

A principios de 2013 me llegó el video de una canción acompañada por una intérprete de la lengua de signos, algo que todos saben que podría gustarme dada mi sensibilidad con la accesibilidad universal. Por supuesto, me encantó la propuesta por inclusiva, pero también me enamoré de la cantante y su “80 veces”. Su voz, su expresividad y una letra con mucho humor y empoderamiento femenino fueron determinantes para que yo me convirtiera en su fan número uno. Por aquel entonces su primer disco venía en una cajita de cartón, intuyo que autopublicado, y costaba muy poquito. Compré tres, quería hacer partícipes a mis amigas de mi descubrimiento.

En julio de aquel año dio su primer concierto en Teruel. Había firmado con Sony Music y le habían editado como merecía su disco, por lo que vino a promocionarlo con Cadena SER a un local de la ciudad. A aquel evento asistimos no más de 15 personas. Tuvimos la oportunidad de saludarla y la pobre alucinó al ver que una turolense loca le había comprado aquella cajita que creía haber distribuido solo entre sus seres queridos. Le auguré una gran carrera y ella, tan bonica como es, me contestó con humildad que no sería para tanto.

En 2016 ya era muy conocida y vino a cantar a los jardines de San Pedro. Por supuesto, yo estuve en primera fila. Hubo muchos más asistentes y, aunque todavía no llenaba estadios como ahora, me encantó ver que empezaba a provocar un fenómeno imparable. En 2022 venía a lo grande, habiendo triunfado por todo el mundo y, una vez más, me preparé para disfrutar de su directo. El COVID me lo impidió, así que para mí fue una bendición que tuviera que suspender por las lluvias.

Este miércoles ha cumplido su promesa de volver, y ha anunciado que estará aquí para las fiestas, espero que esta vez la salud no me juegue una mala pasada. Ya no podré estar en primera fila, mi lugar en los grandes conciertos es la plataforma para personas con movilidad reducida. Pero da igual, me encanta verla dándose baños de masas, sea donde sea. Bienvenida de nuevo a Teruel, mi querida Rozalén.