Existen dos columnas al año que me encanta escribir, la vaquillera y la navideña. Quizá sea por este carácter vitalista qué tengo, pero saber que en ellas no tengo que ponerme en modo crítico con la realidad circundante, me reconforta bastante.
Lo he dicho muchas veces, no soy creyente y, sin embargo, me encanta la Navidad. Independientemente de las creencias de cada uno, hacer borrón y cuenta nueva durante unos días me parece algo muy sano para nuestra salud emocional. No me he caído de un guindo, sé que no todo el mundo es feliz durante estos días, la vida continúa y lo hace con su mala leche habitual. No obstante, siempre he pensado que, en la medida de lo posible, hay que celebrar.
Durante estos días previos a la fiesta, me pregunto por qué debo dar gracias cada Navidad. Y siempre me respondo lo mismo: por vivir. Mientras el destino me quiera aquí, tengo el firme propósito de disfrutar todo lo que pueda y de pararme a pensar de vez en cuando en lo afortunada que soy, a pesar de las dificultades. Hace ahora exactamente tres años estaba recién operada de un melanoma maligno, y los vaticinios eran muy aciagos. Con todos mis problemas de salud, fui a caer en el peor de los escenarios y las cosas se me pusieron muy cuesta arriba. A pesar de ello, celebré las fiestas con la mayor normalidad posible, eran las primeras después de un período terrible de pandemia y aislamiento y no me las iba a perder, por si eran las últimas. La cosa salió mejor de lo esperado y aquí estoy. Con días en los que las ganas de luchar se van, otros en los que todo es emoción y muchos en los que la risa está asegurada. Si a eso le sumo que soy millonaria en cariño, qué más puedo pedir...
Es por esta razón que en estas fechas me sumerjo de lleno en la fiebre consumista y hortera, y me vuelvo loca comprando regalos para todos y llenando mi casa de adornos. Es la forma que tengo de recordarme durante el final del año que lo mejor que nos podemos llevar cuando todo se acabe, son los abrazos de los tuyos y estos raticos de regocijo. Feliz Navidad.