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Recuerdos

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Elena Gómez
Pensar que desde el 2019 no estoy en la Vaquilla, me da escalofríos. Nunca había faltado tanto tiempo a mi cita ineludible del año y es que, aparte de los dos en los que nadie disfrutó de nuestra fiesta preferida, el pasado estuve hospitalizada y también me la perdí. Así que comprenderán que los próximos tres días van a ser inolvidables para mí.

En mi familia, la Vaquilla se vive desde el nacimiento y se disfrutan todas las tradiciones más apropiadas para cada momento de la vida. Tenemos una gorrinera de bebé cuyo primer dueño fue mi padre, que después ha pasado por todos nosotros y todavía llevan las pequeñas generaciones de nietos y sobrinos. Mis recuerdos se remontan muy lejos y quizá esa es la razón por la que mi sentimiento hacia la Vaquilla es tan profundo y entrañable, a pesar de la evolución, a veces perniciosa, que ha tenido.

Cuando pienso en mi experiencia como vaquillera, lo primero que me viene a la cabeza es la fuente Torán. Siendo muy críos, mi abuela nos llevaba a ver pasar las charangas hacia la plaza de toros y por allí jugábamos hasta que mis padres nos recogían para irnos “de peñas”. Siempre nos hacíamos fotos en la Glorieta donde, cosas del destino, ahora está mi peña, Los Bohemios. En todas ellas, aparezco con mi faldita de tablas y mi pañuelo rojo, con las manos en alto porque siempre estaba cantando “si te ha pillao la vaca”.

Mis problemas de movilidad nunca me han impedido divertirme con cada momento, desde la fiesta loca y la borrachera con los amigos, hasta los toros ensogados en la madrugada del lunes. Incluso, en alguna ocasión, me he encontrado de frente con alguno por el Centro. He repetido hasta la saciedad “este año se ve menos gente” y he llorado con cada puesta del pañuelo. Soy peñista desde los 15 años, he pasado por cuatro peñas y en todas me lo he pasado fenomenal. Y, por supuesto, soy de las que afirman que el martes después de la Vaquilla no existe.

Sé que esta fiesta, o se ama o se detesta, pero no deja indiferente a nadie. Y yo decidí nacer vaquillera y lo seré para siempre.