Mi pasión por el cine es pública y notoria, estoy enamorada de todo lo relacionado con él. Esa es la razón por la que suelo celebrar las iniciativas que unen esta disciplina artística y el territorio turolense, ya que el impulso que se está dando al cine desde las Administraciones Públicas para atraer la producción de rodajes en nuestra provincia, puede tener grandes beneficios en el ámbito económico y turístico. Sin embargo, me pregunto si, en este afán por atraer las inversiones y el turismo, todo vale.
La celebración de una rave multitudinaria en la Rambla de Barrachina, con la excusa de la grabación de una película, a mi modo de ver excede lo deseable para cualquiera con un poco de sentido común. Por mucho que el terreno fuera privado y las medidas de seguridad muy potentes, quizás no se han tenido en cuenta en los permisos otorgados cuestiones como la destrucción del paisaje. Este enclave evoca a escenas cinematográficas norteamericanas y es lógico que lo mostremos al mundo a través de la gran pantalla, pero una fiesta de más de mil personas durante cinco días, por muy pacífica que haya sido, puede haber dejado un rastro humano muy discorde con el entorno.
Por otro lado, también ha habido consecuencias lamentables en cuanto a la integridad física de los asistentes. La verdad es que me lloran los ojos cuando leo en los periódicos que se ha determinado la muerte de un joven por sobredosis de cocaína como “muerte accidental”. Es cierto que no es necesario un evento de este tipo para cometer una imprudencia con las drogas, aunque parece el lugar idóneo para el tráfico de sustancias prohibidas.
Sé que es muy difícil encontrar el equilibrio entre el ocio, el turismo, la sostenibilidad, la economía, la seguridad ciudadana y la salud pública, pero los poderes públicos deberían tener una visión global de los acontecimientos y adelantarse a las consecuencias antes de dar el visto bueno a los excesos. Por mucho que me guste el cine, me decanto más por rodajes discretos y controlados que por experimentos desproporcionados.