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Elena Gómez

Estamos a punto de comenzar julio, el mes del orgullo. No, no me estoy liando, julio es el mes del Orgullo Disca, que reivindica y promueve la visibilidad y la conciencia generalizada del orgullo positivo que sentimos las personas con discapacidad, una minoría que cada vez afecta a más personas España, ocupando aproximadamente el 10% de la población.

El Disability Pride es un movimiento que hunde sus raíces en movimientos de otros colectivos minoritarios como el Black Pride o el Orgullo LGBTI, pero el mensaje que se quiere dar es un tanto diferente. La visión generalizada que se tiene sobre nosotros es capacitista, es decir, no somos útiles a la sociedad y a lo único que deberíamos aspirar es a curarnos. Pero nosotros, sin estar orgullosos de tener problemas de salud, sí lo estamos de lo que somos a pesar de las dificultades.

No queremos ser una carga, simplemente queremos ocupar el lugar que nos corresponde, con oportunidades laborales, educativas, afectivas y sociales, ejerciendo nuestros derechos como ciudadanos de primera y cumpliendo con las obligaciones que marcan las normas. Debemos mostrar que la cuestión de la discapacidad es un problema creado socialmente, plantar cara al paternalismo y al discurso lastimoso al que nos enfrentamos constantemente, y borrar el sentimiento de culpa que sufrimos cuando dejamos de tener una salud normativa. De ahí el término "diversidad funcional", que no nos integra, sino que nos incluye en las diferentes sociedades al tener capacidades diferentes, no mermadas.

Por desgracia, todavía no existen demasiados actos lúdico-festivos que nos muestren tal como somos. Estamos en fases prematuras de nuestra lucha y aún nos dedicamos a reivindicar a través de discursos serios y contundentes. Pero llegará el día en que salgamos en bloque a las calles, que consigamos que todos se unan a nuestro movimiento y que, juntos, sintamos que no se puede dar un paso atrás. Le pese a quien le pese, los avances sociales no son cuestionables porque nos hacen ver que cualquier tiempo pasado nunca fue mejor.