Una vez más, esta semana nos hemos visto conmovidos por una terrible noticia. La muerte de la niña Olivia es otra triste injusticia ocasionada por múltiples factores jurídicos y sociales que no están funcionando como debieran.
Para empezar, esos perros ladradores que se supone que nos representan, tanto de un lado como de otro, se tiran los trastos a la cabeza pero no intentan mejorar un sistema judicial obsoleto y colapsado. La demora en la resolución de temas urgentes está creando una sensación de indefensión absoluta en múltiples ámbitos de la vida. Y el tema se vuelve sangrante cuando se trata de casos en los que están en juego la vida o la integridad de las personas, y más si hablamos de menores.
Por otro lado, estos mismos representantes de baja estofa que tenemos en la actualidad, instigados por grupos de presión que tienen una visión parcial de la realidad social, generan legislaciones que son necesarias pero que están sesgadas y mal elaboradas. La protección de género es una necesidad imperiosa, pero sin dejar de lado otras cuestiones que ocurren dentro del ámbito familiar y que pueden afectar de forma muy grave a los más indefensos de un hogar: los niños.
En otro orden de cosas, es de vital importancia dar visibilidad a la salud mental, de forma que no queden en el anonimato y sin tratamiento personas que suponen un potencial peligro para los demás. Un buen diagnóstico a tiempo puede salvar vidas.
Por último, deberíamos hacer un examen de conciencia como individuos, todos tenemos una responsabilidad de cara a nuestras vidas y en la sociedad en la que vivimos. Tener hijos es algo que se debe meditar profundamente y utilizarlos como moneda de cambio en las crisis de pareja e, incluso, hacerles daño como venganza hacia el otro progenitor (sea cual sea su género) es aberrante.
Creo que todos debemos hacer un ejercicio de introspección porque estamos ante un problema real. Todavía estamos a tiempo de hacer algo como sociedad para proteger a los menores que están vivos. Porque, pase lo que pase, Olivia no va a vivir más.