Tuve una infancia feliz pero un poquito solitaria. No es que no tuviera amigos, los tenía y muy buenos. Pero no siempre podía estar haciendo cosas con ellos, así que tuve que aprender a gestionar mi soledad y para ello tuve unos compañeros excelentes: los libros y mi imaginación.
Si echo la vista atrás, me veo leyendo e imaginando aventuras imposibles que me evadían de mi realidad. Mi madre tuvo la culpa, creo que antes que una muñeca me compró los cuentos que me leía a todas horas. Recuerdo que íbamos una vez a la semana a la biblioteca infantil de la Casa Blanca, aquel lugar era mi paraíso... En cada ocasión me llevaba una montaña de libros de todo tipo, llegué a agotar el catálogo. Allí conocí los cómics de Tintín y Lucky Luke, las aventuras de Corto Maltés y los grandes clásicos como Mujercitas o Tom Sawyer.
Las tediosas horas en el hospital se hacían más amenas gracias a los cuentos de los hermanos Grimm, de Hans Christian Andersen o incluso, cuando fui un poco mayor, de Hoffman. Comencé con las lecturas adultas muy temprano, con once años descubrí a Agatha Christie y a los doce estaba enamorada de Poe y de Bécquer. La asignatura de literatura y las lecturas obligatorias del instituto no me suponían ningún esfuerzo, por aquella época ya soñaba con ser escritora y cada uno de aquellos autores me enseñaron algo valioso.
Nunca me ha abandonado esa inercia, los libros me siguen acompañando en todo momento. Dirijo un club de lectura, participo en otro y ojalá tuviera más tiempo para participar en más. Con el tiempo he tenido que cambiar de formato, mi falta de movilidad ya no me permite coger un libro de papel entre las manos, así que me he pasado al e-book. Pero sigo coleccionando aquellos, no concibo mi casa sin un montón de estanterías repletas de páginas impresas.
Por eso el domingo es un día especial para mí. La literatura sale a la calle y se convierte en la fiesta más bonita de la primavera. Disfruten, acompañen a los libreros y no pierdan la ocasión de regalar un libro. No hay mejor manera de decir “te quiero”.