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Manos extrañas Manos extrañas

Manos extrañas

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Elena Gómez

Que en España se incumplen las leyes y los tratados internacionales, es evidente. Pero no por ello, deja de clamar al cielo. Uno de esos "rodeos" legales me afecta directamente a mí y a mi colectivo: se vulnera de forma sistemática mi derecho a la asistencia personal.

Lo he contado en multitud de ocasiones, pero no me cansaré de hacerlo. En nuestro país, la asistencia de las personas dependientes se vuelca por completo en las familias o en las residencias. La asistencia personal es un Derecho Humano recogido en la Convención de la ONU sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de 2006. En España, esta figura profesional está reconocida como una prestación económica dentro del Catálogo de Prestaciones de la Ley de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las personas en situación de dependencia. Esta ley reconoce nuestro derecho a poder llevar una vida independiente de forma autónoma y activa, permitiendo que residamos y desarrollemos la vida cotidiana en nuestro entorno físico y social habitual.

Sin embargo, la inmensa mayoría no percibimos esta prestación, ni se nos permite contratar directamente a profesionales cualificados. De este modo, nos vemos obligados a tirar de nuestros propios medios para tener una vida digna en nuestro hogar.

Con este panorama, no es fácil encontrar la fórmula perfecta para desarrollarnos como personas independientes sin tener que "secuestrar" a nuestras familias para cubrir nuestras necesidades básicas. Por lo general, terminamos metiendo en nuestras casas a empleados con muy poca formación y mucha menos empatía hacia nuestros problemas cotidianos. El proceso de aprendizaje es muy difícil y la convivencia se hace muy cuesta arriba.

Nuestros gobernantes no terminan de entender que nuestros cuerpos son manipulados, hasta límites de intimidad insospechados, por manos extrañas. Manos que no son las nuestras, y que deberían tener la sensibilidad y la preparación suficiente para que no sintamos a cada momento que se está vulnerando nuestro derecho vital a la dignidad humana.