Síguenos
Ley ELA Ley ELA
banner click 236 banner 236
Elena Gómez

Esta semana se ha aprobado por unanimidad la Ley para la atención integral de las personas afectadas por Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), y se han puesto de manifiesto en los diferentes medios de comunicación las distintas necesidades que tenemos las personas con discapacidad según las circunstancias de nuestra dolencia. No es lo mismo ser tetrapléjico a causa de un accidente, que tener una enfermedad neurodegenerativa, o que padecer alguna deficiencia visual, por poner algunos ejemplos. Las personas que, por fortuna, no tienen en su entorno a nadie con esta condición, nos suelen ver a todos por igual. En mi caso, muchos se lamentan porque no puedo andar, cuando es para mí mucho más importante dar las gracias cada día por poder respirar todavía de forma autónoma o no perder la movilidad del único dedo que aún me responde.

Por otro lado, los tiempos también son diferentes según la discapacidad. La esperanza de vida se acorta mucho cuando una enfermedad, además de ser invalidante, es progresiva. Por eso es necesario que se legisle de una forma más detallada y no se nos meta a todos en el mismo saco. Esta nueva ley abre una puerta a muchos colectivos dentro del mundo de la discapacidad que sentimos que la normativa actual es insuficiente para proporcionarnos una adecuada calidad de vida.

Y, como hay que dar al César lo que es del César, y siempre ponemos la atención en los hechos negativos de la política actual, no puedo dejar de felicitar a los que por una vez se han puesto de acuerdo para algo muy importante. Es cierto que tuvo que haber un rapapolvo mediático de un paciente ilustre para que Sus Señorías se pusieran manos a la obra. Pero hoy puedo volver a afirmar que construir un mundo mejor es posible. De una parte, los enfermos de ELA han conseguido unidos que su lucha haya llegado a término. De la otra, una ley justa propuesta por la oposición ha salido adelante porque las negociaciones no han estado cargadas de acusaciones y reproches vacíos de contenido.

Ojalá viéramos todos los días ejemplos como este.