Siempre he pensado que la cultura debe ser universal y que las Administraciones Públicas tienen la obligación ética de proporcionar a todo el que lo precise los medios necesarios para acceder a la misma. Con ese espíritu se suelen crear los clubes de lectura. A veces parten de una iniciativa privada, pero siempre se espera el respaldo suficiente para llevar a cabo esta labor. Yo, que soy una apasionada de los libros, también soy una enamorada de estas agrupaciones.
El club en el que mejor me lo he pasado y donde me he sentido más cómoda, es el de la Asociación de Vecinos de la Fuenfresca, un lugar de encuentro vecinal con personas que tienen la misma afición que yo pero que siempre han ofrecido puntos de vista diversos en cada libro que hemos leído.
Y parece que este pequeño proyecto ha llegado a su fin. La política de préstamos de libros en nuestra provincia nos impide seguir adelante. Las dos personas que nos han liderado durante los últimos años se han cansado de luchar. La biblioteca de la Diputación Provincial tiene restringida su oferta de préstamo de lotes de libros a los centros de educación de personas adultas y a las bibliotecas públicas. Por otro lado, la biblioteca municipal de Teruel no está incluida en la red de bibliotecas de Aragón y, por lo tanto, no presta lotes de libros a clubes de lectura. Algo que, como poco, suena a aberración dado que en el resto de Aragón no existe este problema.
Un club en el que se obliga a sus miembros a comprar los libros o estos se distribuyen de forma ilegal en versión digital, no cumple con el objetivo de difusión cultural que se supone que tiene que ofrecer. Es muy triste e ilógico que las personas que de forma desinteresada deciden liderar un proyecto de este tipo, se vean abocadas al fracaso después de una lucha quijotesca en nuestra propia tierra.
Tendemos a culpar de nuestras frustraciones a los de fuera, pero a veces los palos en las ruedas nos los ponemos nosotros mismos. Nuestro barrio se queda sin club de lectura, ni se imaginan cuánto lo voy a echar de menos.