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Vacíos, pero no solos Vacíos, pero no solos

Vacíos, pero no solos

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Juanjo Francisco

No pude evitar sentir cierta tristeza al leer el pasado febrero en estas páginas un reportaje sobre la tremenda fiesta que vivieron los vecinos de Hinojosa de Jarque con motivo del primer aniversario de su Multiservicio. Y no era un texto lánguido precisamente porque en él se reflejó el buen ambiente que vivieron ese día todos aquellos que se juntaron para disfrutar de la jornada. Una de las fotos que compañaba el texto da fe de la camaredería que exhibieron todos. Posan para el fotógrafo con una sonrisa por bandera, todos ellos.

Lo que llama la atención, no obstante, es que  todos los que aparecen en la imagen ya son talluditos y, si bien hay algunos jóvenes, una madurez bien asentada es el signo característico de la mayoría.

En un día de confraternización vecinal como fue aquél solo aparece un niño, un bebé. La gran amenaza y el gran dolor de los pueblos es ese, la estridente ausencia de niños.

Cuando no hay niños en la calle ni en los locales públicos, llámese bar o similares, los pueblos destilan tristeza que puede ser atenuada, no obstante, si al menos hay un lugar donde ver a los demás, donde compartir algún rato de conversación, de juego de mesa o de una retransmisión deportiva en la televisión. Por eso en Hinojosa, a pesar de los pesares, pueden estar de enhorabuena: tienen un multiservicio que lo regenta gente con ganas e iniciativa para combatir la soledad reinante en el medio rural. Y seguro que cruzan los dedos para que el establecimiento siga abierto sine die. Porque, es es otra, hay una auténtica batalla encubierta entre muchos pueblos para conseguir que alguien se haga cargo de los bares o multiservicios que se pueden ofrecer. Es más frecuente de lo que parece que alcaldes de uno y otro punto de la provincia rastreen el territorio para encontrar quien se haga cargo de esos locales, incluso se dan propuestas, cual si de un fichaje futbolero se tratase, para que algún que otro regente de local cambie de pueblo a cambio de mejores condiciones laborales.

Es lo que hay: los pueblos se vacían, pero no quieren sentirse solos.