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Prieto azabache Prieto azabache

Prieto azabache

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Juanjo Francisco
Con permiso de los numerosos dj’s (residentes, o no) que pululan estos días por las plazas de los pueblos en fiestas tengo que ensalzar la pervivencia de las orquestas que amenizan las verbenas, esas que repiten temas añejos combinados con canciones más o menos de actualidad. Estas orquestas aglutinan a la gente ya de cierta edad que baila a ritmos aprendidos hace muchos años y que se reconcilian así con los tiempos en los que todo empezaba.

En ese ambiente verbenero, mucho antes de que el consabido bingo abra la etapa del dj de turno, en los corrillos entre canción y canción, o mientras se acude a la barra para pedir el cubata o la caña que ayuda a soltar más las piernas y las caderas, se intercambian saludos con viejos conocidos o incluso amigos, que lo fueron hace mucho tiempo. En esos encuentros, generalmente precedidos de un abrazo más o menos efusivo, se comienza a hablar de generalidades y, si las circunstancias lo permiten o tu pareja de baile te da una tregua, se prosigue con cuestiones más particulares entre las que aparece, Puigdemont aparte, el análisis y diagnóstico del pueblo y la provincia.

Como pertenezco a la generación verbenera he participado en alguna que otra de estas charlas apresuradas y he constatado que los del baby boom están pagando las consecuencias del desarraigo de una manera casi estruendosa. Mis contemporáneos, todos ellos víctimas de una diáspora radical, están empezando ahora a darse cuenta de lo que han dejado por el camino: el conocimiento y valoración de su tierra de origen. Es asombroso constatar que se fueron con todas las consencuencias, incluyendo la pérdida de la curiosidad por saber sobre lo más cercano. Ahora, entre canción y canción, y antes de que la tonada Caballo prieto azabache estalle en mitad de la plaza y los empuje a bailar una melodía que los reconcilia con su primera jueventud, preguntan, por ejemplo, si Mora de Rubielos es de Valencia o de Aragón. La popular ranchera, no obstante, les evita profundizar en esa brecha vital y les ayuda a recuperar un trozo de pertenencia.