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Plata o plomo Plata o plomo
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Juanjo Francisco

En tiempos en los que a todo se le saca algo de punta no faltan tampoco las polémicas que rodean a las cabalgatas de reyes que cierran el calendario navideño en el país. Luego viene la perorata de las rabajas que ha tomado el relevo a la perorata de los precios de los productos que se consumen en las cenas de Nochebuena y Nochevieja. Previamente, también se ha dado vuelta y media al gasto medio por persona en las loterías de estas fiestas. Nada nuevo bajo el sol porque, no lo olvidemos, hay que llenar minutos de televisión en unos informativos donde, quitando la actualidad internacional, que da de sí, no hay nada reseñable.

Con este bagaje previo afronta la gente el día de las cabalgatas, una jornada de topicazos que se dan por buenos porque todos hemos sido niños y algunos también padres y madres. Con los niños, la vida cambia, ya se sabe.

Y en Teruel entera la gente se aprestó a seguir o participar y disfrutar de las cabalgatas, una costumbre que en los pueblos más escondidos también sirve de aldabonazo para recordar que la ilusión no conoce territorios, está por todas partes. Ciñéndonos a la ciudad, a Teruel, la cabalgata volvió a demostrar que también aquí hay ganas de dar a conocer la vitalidad de las agrupaciones de todo tipo que desfilan por la calles. La ciudad parece que ha hecho suya la aventura espacial que ha emprendido la empresa PLD Space en el aeropuerto y le hizo un guiño cómplice con una carroza, no aparatosa, pero sí suficientemente entrañable. Esta vez no hubo tanta presencia masiva de tractores como en años anteriores y, salvo excepciones, todos los vehículos que desfilaron sí estaban aceptablemente tuneados.

La nota diferenciadora, por decirlo de alguna manera, la dio un enorme camión que lucía en su frontal, en la parte superior, con rotulación amarilla bien visible, el lema Plata o plomo, con un retrato de Pablo Escobar entre las letras por si alguien no pillaba del todo la gracieta.

No conozco vinculación navideña alguna del tal Escobar, más allá de que era aficionado a hacer regalos a tutiplén.  Será por eso.