Síguenos
Melancolía Melancolía
banner click 236 banner 236
Juanjo Francisco
Cuando leí en este periódico que las obras que se están llevando a cabo en la avenida Sagunto de esta ciudad, dotadas con 6,4 millones de euros, son consideradas por Moncloa como una acción que forma parte de la estrategia política contra la despoblación, me invadió una melancolía que aún hoy me dura. No he preguntado a los parroquianos del bar de mi pueblo, verdadero banco de pruebas de opinión pública, qué opinan sobre el particular y creo que no lo haré nunca porque el asunto evidencia semejante emplo de caradurismo que no merece debate alguno.

Si Madrid estima que adecentar una arteria principal de la capital de provincia ayudará a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos del Jiloca, del altiplano o de las sierras, a evitar su despoblación, pues igual tenemos que hacernos a la idea de que el pulpo es un animal de compañía.

Mi melancolía, decía antes, se alimenta de cierto tufillo que percibo sobre el final de un sueño. Un sueño que empezó con este siglo al son de un clamor -¡Teruel existe!- y al que el recientemente informe presentado por el Gobierno del Estado, denominado Cumpliendo, ya da por finiquitado al estimar que adecuar una avenida urbana es elemento de vertebración territorial. Creo que ya se ha terminado el carrete que tuvo Teruel y su mensaje reivindicativo que tanto orgullo despertó entre sus gentes. El eco que tuvo aquello, junto a las perspectivas actuales, invita a pensar que el sueño fue bonito mientras duró. La hazaña de aquellos años culminó en una movilización en Madrid en marzo de 2019 que quedará como testimonio final que lo que quisimos ser: importantes.

La realidad actual nos está devolviendo a lo que fuimos hasta los noventa del siglo pasado, una tierra semiolvidada, exótica casi, y con deficiencias evidentes en el día a día de sus ciudadanos. Ahora todos nos estamos desangrando en peleas menores comparadas con lo que fue aquella epopeya social; luchamos por lograr víctorias pírricas que apenas ralentizan el proceso de despoblación paulatina, justo lo que se quería revertir hace 20 años.
Y el mundo gira, pero nos estamos bajando.