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Sin conocer al detalle la letra pequeña del acuerdo pactado entre el Partido Socialista de Cataluña y Esquerra Republicana para investir como presidente de la Generalitat a Salvador Illa, hay algo inaceptable en el pacto: no se puede prometer una independencia fiscal a una autonomía para gobernar esa región valiéndote de que tienes el poder en España.
Cambiar la política fiscal del país para facilitar a Cataluña un régimen singular a cambio de conseguir la Presidencia de la Generalitat se traduce en que estás favoreciendo a una región rica a cambio de perjudicar a las más pobres. Que no se olvide: los contribuyentes pagan impuestos en función de su capacidad económica, y con esos recursos se financian los servicios públicos y las prestaciones de todo el territorio nacional.
“El Partido Socialista Obrero Español se fundó para combatir la desigualdad entre españoles. Entiendo que no siempre es fácil, pero lo que no debe hacer bajo ningún concepto es promover la desigualdad. No puede ser que paguemos otra investidura el resto de los territorios. Como socialista tampoco me representa ni me vincula nada más que lo aprobado en los Congresos y lo prometido a la ciudadanía en los programas electorales, que es exactamente lo contrario de lo que anunció Esquerra Republicana”.
El párrafo que precede a este no es de mi cosecha. Son declaraciones que extraigo de una declaración institucional que realizó este miércoles Emiliano García Page. Las palabras las pronunció en una intervención pública convocada única y exclusivamente para mostrar su rechazo y su total repulsa al acuerdo que su partido ha alcanzado en Cataluña con la formación de Oriol Junqueras.
El malestar se ha instalado en todos los rincones a lo largo y ancho del territorio nacional. Los que controlan en qué se traducirá este movimiento se echan las manos a la cabeza: si permitimos que las regiones ricas se queden con ese excedente fiscal que generan, el fondo con el que se financian las políticas sociales de todas las regiones se reducirá. Habrá menos servicios y serán de peor calidad, especialmente para la gente que más lo necesita, los que disponen de un poder adquisitivo menor, vivan en la comunidad que vivan.
Si se confirma lo que ERC dice que ha pactado con el PSC, la solidaridad entre territorios ha saltado por los aires. ¿Con qué argumentos apoyará el resto de partidos de izquierdas esta reforma de la Ley Orgánica de Financiación de Comunidades Autónomas? Sumar, Compromís, Más Madrid, Unidas Podemos, BNG… nadie saca rentabilidad de este acuerdo, pero deben apoyar la reforma de la financiación autonómica para que el sueño de ERC y el objetivo del PSC se cumplan.
Antes de que Yolanda Díaz exponga la posición de Sumar, el diputado de CHA Jorge Pueyo marca su posición: “Que nadie tenga dudas, votaré en contra de cualquier financiación singular mientras no se pongan en marcha las herramientas bilaterales de financiación que figuran en el Estatuto de Aragón. Solo apoyaremos una reforma de la financiación si Aragón se ve generosamente compensado”.
Hoy parece imposible que Pedro Sánchez encuentre una mayoría en el Parlamento para sacar una medida de este calibre. ¿Se atreverá el Gobierno a buscar escapatorias para hacer concesiones saltándose el control de la Cámara? De confirmarse la noticia, se generará más desafección y más odio entre territorios, un caldo de cultivo ideal para engordar a los radicalismos.
Si lo que dice ERC es cierto, Sánchez ha dinamitado España tal y como la conocemos, como proyecto colectivo. Una decisión así debería obligar al presidente del Gobierno a convocar unas elecciones generales para que la sociedad ratifique o no un acuerdo que certifica el fin del modelo autonómico tal y como lo hemos conocido hasta ahora. Es lo mínimo que debería hacer el presidente del Gobierno por el país que lidera.
Cambiar la política fiscal del país para facilitar a Cataluña un régimen singular a cambio de conseguir la Presidencia de la Generalitat se traduce en que estás favoreciendo a una región rica a cambio de perjudicar a las más pobres. Que no se olvide: los contribuyentes pagan impuestos en función de su capacidad económica, y con esos recursos se financian los servicios públicos y las prestaciones de todo el territorio nacional.
“El Partido Socialista Obrero Español se fundó para combatir la desigualdad entre españoles. Entiendo que no siempre es fácil, pero lo que no debe hacer bajo ningún concepto es promover la desigualdad. No puede ser que paguemos otra investidura el resto de los territorios. Como socialista tampoco me representa ni me vincula nada más que lo aprobado en los Congresos y lo prometido a la ciudadanía en los programas electorales, que es exactamente lo contrario de lo que anunció Esquerra Republicana”.
El párrafo que precede a este no es de mi cosecha. Son declaraciones que extraigo de una declaración institucional que realizó este miércoles Emiliano García Page. Las palabras las pronunció en una intervención pública convocada única y exclusivamente para mostrar su rechazo y su total repulsa al acuerdo que su partido ha alcanzado en Cataluña con la formación de Oriol Junqueras.
El malestar se ha instalado en todos los rincones a lo largo y ancho del territorio nacional. Los que controlan en qué se traducirá este movimiento se echan las manos a la cabeza: si permitimos que las regiones ricas se queden con ese excedente fiscal que generan, el fondo con el que se financian las políticas sociales de todas las regiones se reducirá. Habrá menos servicios y serán de peor calidad, especialmente para la gente que más lo necesita, los que disponen de un poder adquisitivo menor, vivan en la comunidad que vivan.
Si se confirma lo que ERC dice que ha pactado con el PSC, la solidaridad entre territorios ha saltado por los aires. ¿Con qué argumentos apoyará el resto de partidos de izquierdas esta reforma de la Ley Orgánica de Financiación de Comunidades Autónomas? Sumar, Compromís, Más Madrid, Unidas Podemos, BNG… nadie saca rentabilidad de este acuerdo, pero deben apoyar la reforma de la financiación autonómica para que el sueño de ERC y el objetivo del PSC se cumplan.
Antes de que Yolanda Díaz exponga la posición de Sumar, el diputado de CHA Jorge Pueyo marca su posición: “Que nadie tenga dudas, votaré en contra de cualquier financiación singular mientras no se pongan en marcha las herramientas bilaterales de financiación que figuran en el Estatuto de Aragón. Solo apoyaremos una reforma de la financiación si Aragón se ve generosamente compensado”.
Hoy parece imposible que Pedro Sánchez encuentre una mayoría en el Parlamento para sacar una medida de este calibre. ¿Se atreverá el Gobierno a buscar escapatorias para hacer concesiones saltándose el control de la Cámara? De confirmarse la noticia, se generará más desafección y más odio entre territorios, un caldo de cultivo ideal para engordar a los radicalismos.
Si lo que dice ERC es cierto, Sánchez ha dinamitado España tal y como la conocemos, como proyecto colectivo. Una decisión así debería obligar al presidente del Gobierno a convocar unas elecciones generales para que la sociedad ratifique o no un acuerdo que certifica el fin del modelo autonómico tal y como lo hemos conocido hasta ahora. Es lo mínimo que debería hacer el presidente del Gobierno por el país que lidera.