Asoma por la ventana septiembre, el mes de los propósitos, de los comienzos, de las buenas voluntades y deseos. Después del parón veraniego, donde se apaciguan las preocupaciones y las dudas, donde se sana cuerpo y mente a base de arena, familia y paz, septiembre llega con la lista de nuevos proyectos por cumplir.
Hay cientos de ilusiones esperando a hacerse realidad durante las próximas semanas. ¿Cuáles son las suyas? Las mías son siempre parecidas: pisar el freno, mirar menos el móvil, leer más, hacer más deporte, comer mejor y pasar momentos de calidad con las personas que quiero.
Ya se ven los gimnasios llenándose de esa gente a la que la conciencia, por culpa de los excesos veraniegos, les conduce directamente a la ventanilla donde se paga la cuota anual, como si ese gesto le moviese los músculos que llevan años dormidos. Maldita sea la culpa que cargamos sobre los hombros.
Llega septiembre y, con él, el síndrome del no he hecho nada este año, cuando seguramente no sea así y hayan hecho muchísimas pequeñas cosas que, separadas, parecen insignificantes, pero juntas son una montaña.
Que no le vendan la moto: cambios de hábitos no es tan fácil. ¿Cómo puedo establecer mi objetivo? Elige uno específico, alcanzable, medible, relevante para usted, ponle fecha límite y plazos. Para conseguir que esos cambios se normalicen, se conviertan en hábitos, hay que ser constantes y perseverar.
No haga una lista con quince cosas porque, si pone quince, se acordará de dos. No se quede en rellenar la lista y planee cómo va a conseguir cada uno de esos objetivos. Tiene que ser importante para usted si no quiere abandonarlo en menos de un mes. Oiga, y si no está preparado para un cambio no pasa nada. La vida es mucho más que cumplir metas sin parar.
Quedarse en la zona de confort un tiempo está bien y es necesario. Si no sabe cómo hacerlo, que le pregunten al Gobierno. Vino este verano Carles Puigdemont a poner patas arriba las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y el presidente del Gobierno no ha estado aunque se le haya esperado.
Septiembre llega fuertecito para Pedro Sánchez, con la Ley de Extranjería como máxima prioridad para él y para el Gobierno de Canarias, desbordado por la llegada de migrantes a la región. Los socialistas quieren modificar el artículo 35 de la norma para permitir que, cuando una comunidad autónoma supere el 150 % de ocupación en los centros de acogida de menores no acompañados, se proceda a un reparto inmediato a otras autonomías. En el archipiélago canario, la cifra del drama supera ya el 300 %. El Gobierno también se ha propuesto presentar en tiempo y forma los Presupuestos Generales del Estado para 2025. Esto significa que, para que entren en vigor el 1 de enero, las nuevas cuentas públicas tienen que empezar a tramitarse en unas semanas, en octubre.
Septiembre está ya ahí y septiembre siempre me ha parecido que es un mes increíble para mandar a pastar a todas esas personas que por una razón que no alcanzamos a comprender siguen en la vida de uno pero no es que no sumen, es que agotan física y mentalmente.
Si me permiten una recomendación, les diría que aprovechen este comienzo de curso para alejarse de los chupasangres, de los malavibras, de los yoístas, de los que nunca preguntan cómo estás, de los que se quejan hasta por respirar, de los que piden y piden y piden y, por no dar, no dicen ni buenos días. Si nunca lo ha hecho, pruébelo, es un ejercicio verdaderamente sanador.
Preocúpese por rodearse de ese otro tipo de gente que realmente merece la pena tener en una vida, los que alimentan y nutren el alma: los que le sonríen, los que ayudan, los que acercan el hombro cuando se necesita apoyo, los que ven una oportunidad en cada dificultad, los que ven siempre el vaso medio lleno. Este, y no otro, es el propósito que yo me he propuesto cumplir durante el mes de septiembre.
Hay cientos de ilusiones esperando a hacerse realidad durante las próximas semanas. ¿Cuáles son las suyas? Las mías son siempre parecidas: pisar el freno, mirar menos el móvil, leer más, hacer más deporte, comer mejor y pasar momentos de calidad con las personas que quiero.
Ya se ven los gimnasios llenándose de esa gente a la que la conciencia, por culpa de los excesos veraniegos, les conduce directamente a la ventanilla donde se paga la cuota anual, como si ese gesto le moviese los músculos que llevan años dormidos. Maldita sea la culpa que cargamos sobre los hombros.
Llega septiembre y, con él, el síndrome del no he hecho nada este año, cuando seguramente no sea así y hayan hecho muchísimas pequeñas cosas que, separadas, parecen insignificantes, pero juntas son una montaña.
Que no le vendan la moto: cambios de hábitos no es tan fácil. ¿Cómo puedo establecer mi objetivo? Elige uno específico, alcanzable, medible, relevante para usted, ponle fecha límite y plazos. Para conseguir que esos cambios se normalicen, se conviertan en hábitos, hay que ser constantes y perseverar.
No haga una lista con quince cosas porque, si pone quince, se acordará de dos. No se quede en rellenar la lista y planee cómo va a conseguir cada uno de esos objetivos. Tiene que ser importante para usted si no quiere abandonarlo en menos de un mes. Oiga, y si no está preparado para un cambio no pasa nada. La vida es mucho más que cumplir metas sin parar.
Quedarse en la zona de confort un tiempo está bien y es necesario. Si no sabe cómo hacerlo, que le pregunten al Gobierno. Vino este verano Carles Puigdemont a poner patas arriba las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y el presidente del Gobierno no ha estado aunque se le haya esperado.
Septiembre llega fuertecito para Pedro Sánchez, con la Ley de Extranjería como máxima prioridad para él y para el Gobierno de Canarias, desbordado por la llegada de migrantes a la región. Los socialistas quieren modificar el artículo 35 de la norma para permitir que, cuando una comunidad autónoma supere el 150 % de ocupación en los centros de acogida de menores no acompañados, se proceda a un reparto inmediato a otras autonomías. En el archipiélago canario, la cifra del drama supera ya el 300 %. El Gobierno también se ha propuesto presentar en tiempo y forma los Presupuestos Generales del Estado para 2025. Esto significa que, para que entren en vigor el 1 de enero, las nuevas cuentas públicas tienen que empezar a tramitarse en unas semanas, en octubre.
Septiembre está ya ahí y septiembre siempre me ha parecido que es un mes increíble para mandar a pastar a todas esas personas que por una razón que no alcanzamos a comprender siguen en la vida de uno pero no es que no sumen, es que agotan física y mentalmente.
Si me permiten una recomendación, les diría que aprovechen este comienzo de curso para alejarse de los chupasangres, de los malavibras, de los yoístas, de los que nunca preguntan cómo estás, de los que se quejan hasta por respirar, de los que piden y piden y piden y, por no dar, no dicen ni buenos días. Si nunca lo ha hecho, pruébelo, es un ejercicio verdaderamente sanador.
Preocúpese por rodearse de ese otro tipo de gente que realmente merece la pena tener en una vida, los que alimentan y nutren el alma: los que le sonríen, los que ayudan, los que acercan el hombro cuando se necesita apoyo, los que ven una oportunidad en cada dificultad, los que ven siempre el vaso medio lleno. Este, y no otro, es el propósito que yo me he propuesto cumplir durante el mes de septiembre.