El periodista no vive de egos, bebe de fuentes. Habrán oído estos días noticias sobre que el Partido Popular estudió durante 24 horas una posible amnistía para los líderes del procés y que hasta podría indultar a Carles Puigdemont si se cumplen varios requisitos: que el expresidente de la Generalitat se entregase a la justicia, fuese juzgado y condenado, se arrepintiera de los delitos cometidos, declinara volver a la vía unilateral y se comprometiera con el Estado de derecho y la Constitución española.
En esas mismas informaciones habrán escuchado de forma recurrente apelar al término según una fuente del PP al más alto nivel. Y alguno de ustedes se preguntarán qué es eso de ‘la fuente’ y por qué no se cuenta quién dijo qué y con qué objetivo.
En periodismo, las fuentes son personas (públicas o anónimas), publicaciones o documentos que proporcionan información sobre un tema en concreto. Las fuentes son el primer hilo del que se tira, el origen de todas las noticias.
Una fuente puede ser un testigo, una persona que esté involucrada o conozca un hecho, trabajadores anónimos con acceso a información privilegiada, empresarios, colectivos, representantes oficiales o políticos.
En el periodismo se estila una práctica habitual entre representantes políticos a todos los niveles y periodistas que consiste en tener conversaciones largas, reposadas, sin micrófonos ni grabadoras (conocido como off the record) en las que el dirigente expone, contextualiza y comparte con su interlocutor datos, opiniones, posiciones con respecto a algún tema, información sobre compañeros o rivales o planes para su proyecto político a corto, medio o largo plazo. De hecho, los mayores fuegos los prende la gente más cercana.
El requisito imprescindible para llevar a cabo esa conversación es que el periodista podrá utilizar la información pero nunca desvelará quién se lo ha dicho. Para omitir el nombre y/o el cargo del suministrador de la información, el informador utilizará la fórmula ‘fuentes de’ en cualquiera de sus variantes: fuentes del partido, fuentes de la dirección, fuentes cercanas a Fulanito, fuentes al más alto nivel.
El objetivo de utilizar esta fórmula es poder disponer de información sensible o compleja que de otro modo no se compartiría. De hecho, existe una máxima en periodismo que dice que un periodista vale por el peso de sus fuentes.
Ningún periodista serio rompe jamás este pacto. Cualquier periodista con el mínimo de ética renunciaría a publicar la información, por muy relevante que fuera, antes de tener que traicionar a su fuente. Como en todos los sectores, en este campo también existen malos informadores que se saltan a la torera estos códigos deontológicos y, a la mínima de cambio, venden a su interlocutor, por lo que éste pierde la confianza en todo el sector y nunca jamás volverá a compartir ni una sola información con ningún informador.
En el caso del Partido Popular y su manera de abordar la amnistía y los indultos con los políticos involucrados en el proceso independentista catalán, ha habido muchas presiones y muchas teorías alrededor de quién podría ser el filtrador de que el PP estuvo negociando en verano durante unas horas la amnistía que ahora tanto echa en cara al PSOE.
Isabel Díaz Ayuso apuntó al “aparato de propaganda de La Moncloa”. Sin embargo, aquella fuente del PP que contó aquello sobre la amnistía y los indultos convocó en Lugo a 16 periodistas de todas las sensibilidades políticas para explicar lo que pasó después de que el PP no fuera capaz de gobernar tras las elecciones del 23 de julio y cómo fue su acercamiento fallido a Junts per Catalunya y ERC.
No fue un ministro del Gobierno de Pedro Sánchez. Fue alguien que buscó una voladura controlada y le salió el tiro por la culata. La dimensión del desastre se sabrá este domingo, el día que el PP se juega el pellejo en Galicia.