Miembros del consejo rector de Caja Rural de Teruel
El director general de Caja Rural de Teruel, José Antonio Pérez Cebrián, explicó ayer que conseguir más de un millón de beneficios en 2016 ha sido “una tarea hercúlea”. La entidad ha logrado este resultado a pesar de contar con 4,6 millones menos de margen financiero y, sobre todo, a tener que llevar a cabo una dotación “excepcional” por las cláusulas suelo de 2,3 millones de euros. En su opinión, “el único problema” de la caja en este momento es la elevada mora que todavía presentan los créditos empresariales.
El informe económico y social de 2016, así como el plan financiero para los próximos tres ejercicios, fue aprobado ayer por unanimidad en la asamblea general ordinaria celebrada en el Palacio de Exposiciones y Congresos de Teruel, en la que estuvieron presentes 259 socios y representados 1.953, lo que supone el 11% del total (2.212, 380 menos que un año antes). En capital, estuvo presente 3,1 millones y representado 26,9, el 40%.
Ante este auditorio, Pérez Cebrián –que este año cumple 25 años al frente de Caja Rural de Teruel– explicó que la entidad ha ejercido su actividad en 2016 en un entorno bancario “complejo” y con una situación del territorio “nada halagüeña” debido a la pérdida de población y al continúo cierre de negocios.
“Si a esto añadimos las dotaciones para suelos y la visita de la inspección, conseguir beneficios ha sido tarea hercúlea, máxime con tipos de interés por debajo de cero, que hace muy complicado generar margen financiero”, explicó.
De la misma manera, el presidente, Jerónimo Carceller, sostuvo que “este año dar beneficio ha sido un éxito” y aseguró que ha sido posible gracias “al sobresfuerzo de la plantilla”.
Según los datos expuestos a la asamblea general de socios por el director general de Caja Rural de Teruel, José Antonio Pérez Cebrián, la entidad obtuvo en 2016 un resultado después de impuestos de 1,1 millones de euros frente a los 4,3 del año anterior, lo que supone una reducción del 74%, que obedece a que obtuvo 4,6 menos de margen financiero y a una dotación por cláusulas suelo “excepcional” exigida por el Banco de España a todas las entidades bancarias, que en su caso se elevó a 2,3 millones de euros.
Esta dotación estuvo motivada por una circular contable emitida en octubre por el Banco de España, a pesar de que la entidad obtuvo la primera sentencia favorable del Tribunal Supremo y gran cantidad de sentencias iguales en primera instancia y audiencias provinciales.
Morosidad
Pérez Cebrián indicó durante su intervención sobre las cuentas anuales que la entidad destinó al saneamiento de la morosidad 25,3 millones de euros, cifra ligeramente superior a los 24,6 del año anterior, “cumpliendo con el objetivo de destinar estos años los márgenes a sanear la morosidad, los adjudicados y las cláusulas suelo”.
Según el director general, la morosidad aumentó el año pasado “más de lo previsto, con concursos de acreedores inesperados”. Por eso, la cifra de morosos más adjudicados se elevó hasta los 227,7 millones, el 23,72% de la inversión crediticia, cuando un año antes era de 216,1 (el 22,41%). Puntualizó que el impago de créditos hipotecarios apenas llega al 1,5%, por lo que el grueso de la mora corresponde a las empresas.
“La provincia no contaba con un empresariado capacitado para soportar la crisis y ha tirado la toalla con demasiada facilidad; en algunos casos, de forma deliberada y sabiendo el daño que hacia”, precisó. “El empresariado turolense tiene un déficit de fondos propios y, con toda probabilidad, Teruel sea la provincia española donde más se ha destruido el tejido empresarial”, añadió el director de la entidad.
No obstante, en su opinión, “la morosidad ya ha tocado techo” y la gestión irá destinada a mejorar su dotación, destinando en los próximos tres años de 11 a 15 millones de euros a beneficios y de 50 a 55 millones a saneamientos.
“La morosidad no nos satisface nada y es el único dato insatisfactorio aunque buena parte viene dada por deslealtades y fraudes de clientes, que antes nadie habría sospechado y han sido demasiadas pérdidas de ética de algunos clientes”, argumentó.
Asimismo, el presidente de la cooperativa de crédito, Jerónimo Carceller, indicó que 2016 había sido “un año peculiar y muy duro”. “Ha seguido la dinámica de concursos de acreedores de empresas y, por lo tanto, de incremento de la morosidad, y el consiguiente incremento de los saneamientos de balance con los márgenes que hemos generado”, añadió.
Por otro lado, el balance ha pasado de 1.317 millones a 1.431, con un incremento del 8,81%. La cifra de créditos ha superado los 890 millones euros, similar a la de 2015, mientras que los depósitos de los clientes han pasado de 916 a 987 millones, lo que supone un crecimiento del 7,50%. Los recursos de clientes (capital, fondos, pensiones, bolsa,…) se han situado en 1.347 millones frente a 1.261, lo que supone un 6,82% más. Y los recursos propios han pasado de 110 millones a 123, con un incremento del 12,22%.
El ratio de solvencia ha alcanzado el 12,65% –frente al 11,53% de 2015 y el 11,07% de 2014–, superior al 11,13% exigido por el regulador en 1016.
Cuota de mercado
Caja Rural de Teruel ha continuado ganando cuota de mercado y maneja un tercio del negocio bancario de la provincia de Teruel, concretamente el 33,12%. Suyas son el 37,89% de las oficinas del territorio, el 38,75% de los créditos y el 27,48% de los depósitos, casi un 2% más que en 2015.
El ratio de eficiencia se situó en el 39,40%, mientras que los fondos de insolvencia alcanzaron el 41,46% y la entidad se plantea elevarlos por encima del 50%. Además, el número de socios se elevó en 827 hasta un total de 21.800.
Como resumen de todas estas cifras, Pérez Cebrián indicó que se siente “muy satisfecho por el crecimiento del balance, el comportamiento de los márgenes y el crecimiento de los depósitos”, pero “muy poco satisfecho con la morosidad”.
“Después de nueve años de crisis, Caja Rural de Teruel no ha sorteado nada mal el calvario, frente a muchas entidades desaparecidas o ayudadas con fondos externos”, explicó. “La entidad lleva 25 ejercicios dando beneficios y no ha tenido que sanear ni contra reservas ni contra operaciones que muchos han hecho y eso es satisfactorio”, añadió.
En este sentido, se congratuló de que la cooperativa de crédito haya seguido dando beneficios sin recurrir a ayudas estatales, venta de activos o reservas, sino a través de los márgenes de interés, las plusvalías y las comisiones.
Compromisos sociales
Carceller indicó que el beneficio obtenido por la entidad ha sido “suficiente” para cumplir con los compromisos sociales”. La entidad aporta todos los años el 15% de sus beneficios a la dotación del Fondo de Educación, Promoción y Obras Sociales. El año pasado, el gasto en estas partidas fue de 567.454 euros, con los que se concedieron más de 800 subvenciones.
Por otro lado, Caja Rural de Teruel consiguió el año pasado vender activos adjudicados por valor de 11 millones de euros, entre los que se encuentras viviendas pero también diversas naves industriales.
De la misma manera, la entidad turolense ha conseguido evitar el desmantelamiento tras los concurso de acreedores de varias instalaciones y ha invertido en el mantenimiento de las mismas para evitar su deterioro y posibilitar su reutilización. Este ha sido el caso de los mataderos de Calamocha y La Mata de los Olmos, así como las instalaciones de Sadisa en esta última localidad, que ahora emplea Nozaleda, así como un hotel en La Puebla de Valverde.
Previsiones
Caja Rural de Teruel quiere llegar a 2020 como una entidad saneada y bien capitalizada, pero con “la lección aprendida de que no todo el mundo es digno de confianza y de crédito”. De esta manera resumió los objetivos de la cooperativa de crédito para los próximos tres años su director general, José Antonio Pérez Cebrián.
La caja ha planificado un crecimiento de balance “no ambicioso” ante las previsiones de que el contexto económico continúe siendo “muy complicado” con tipos de interés bajos, morosidad alta, mayores requerimientos y poca demanda de crédito solvente, entre otras circunstancias.
Su objetivo en este periodo es conseguir un crecimiento del balance de 109 millones de euros; un incremento del crédito de 75 millones, una rebaja de la morosidad de 80 millones (40 este año), y un aumento de depósitos de 100 millones. La entidad pretende asimismo que los fondos propios pasen de los 122,8 millones de 2016 a 125,5 este año, a 129,271 en 2018 y a 133,672 en 2019, es decir, un incremento de 11 millones en tres años.
La cooperativa de crédito aspira a repetir el margen financiero y a incrementar las comisiones de 8 a 9,5 millones en cada anualidad, así como a mantener los 20 millones de margen de explotación y la dotación de 17 millones para saneamientos. De esta manera, persigue alcanzar un beneficio bruto de 3 millones en 2017 y de 4 en los dos siguientes.
De momento, ha conseguido un margen de explotación hasta marzo de 5 millones, que espera elevar en mayo hasta 10, con lo que espera poder destinar 17 millones a saneamientos y generar un beneficio de entre 3 o 4 millones al término del año.
Consolidación
Al margen de las cifras, su intención es consolidar el trabajo realizado durante los últimos 25 años, fortaleciendo la calidad del balance y de los recursos propios. “Esto pasa por crecimientos sanos y rentables y generación de márgenes recurrentes, a la vez que mantenemos la imagen de marca y la valoración de clientes y motivación de empleados, sin cerrar oficinas y sin despedir trabajadores”, argumentó el director general de Caja Rural de Teruel, José Antonio Pérez Cebrián.
En su opinión, los cambios normativos sobre dotaciones y solvencia “complicarán mucho la gestión de una entidad de pequeño tamaño como Caja Rural de Teruel”.
No obstante, se comprometió a “trabajar duro” para evitar la desaparición del cooperativismo de crédito y confió “en que aquellos turolenses que aún prefieren otras entidades valoren el esfuerzo que hacemos para apoyar a Teruel, a todos los sectores y colectivos, y respeten más a la caja antes de impagarnos las obligaciones, porque merece la pena que Teruel tenga su caja”.