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Una jota estremece a Alcañiz en el encuentro de Jesucristo con su madre Una jota estremece a Alcañiz en el encuentro de Jesucristo con su madre
Julio Latorre interpretó una jota ante la presencia de la figura del Nazareno y de la Dolorosa

Una jota estremece a Alcañiz en el encuentro de Jesucristo con su madre

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Una jota cantada por el afamado Julio Latorre en el momento del encuentro entre Jesucristo y su madre prendió el corazón de los creyentes este lunes en la plaza de San Francisco de Alcañiz. “Un encuentro que estremece/cruza miradas hermosas/el de un hijo y una madre/Nazareno y Dolorosa” fueron los versos de la cuarteta que echó al aire el profesor de la escuela de canto de Malandía, el grupo folclórico de la localidad, que no dudó en aceptar la invitación que le hizo la cofradía del Santo Entierro y la Junta Suprema de la Semana Santa de Alcañiz. La jota fue cantada después de que el párroco diera lectura a la Estación del Encuentro durante la procesión del Vía Crucis, que este año discurrió por la parte alta de la localidad. Por lo tanto, el momento en que los diez portadores del paso de Jesús Nazareno y otros tantos de la Virgen de los Dolores caminaron frente a frente tuvo lugar en la plaza de San Francisco, que quedó abarrotada para contemplar la novedad de este año. “Puede quedar muy bonito, muy emotivo. Espero y deseo que guste a la gente”, comentaba con cierto nerviosismo el presidente del Santo Entierro, Alfredo Barberán, antes de la procesión. La novedad gustó al público, que quedó impactado con el sentimiento con que Latorre puso su voz al servicio de la tradición y aplaudió tras la interpretación del jotero turolense. “Hace muchos años que se hace, no es nada nuevo cantar jotas en las procesiones”, declaró el cantador, que lleva 16 años participando en los desfiles de Semana Santa de Zaragoza. “El año pasado canté en la plaza del Torico de Teruel y este año también estaré el viernes por la noche en Calanda”, explicó. Acompañó a Latorre con su tambor Carlos Quílez, presidente de Malandía y aficionado a tocar el tambor en Semana Santa. Más cetrilleros Otra de las novedades de la procesión de Martes Santo de Alcañiz fue el número de cetrillos, que se elevó a 22 duplicando los que había anteriormente. “El año pasado incorporamos a siete cetrilleros más y faltaban cetrillos para todos”, justificó Barberán. La primera gran procesión de cuantas se celebran en la capital del Bajo Aragón animó a los vecinos y a los primeros visitantes a salir a las calles de la parte alta de la ciudad, por donde este año discurrió el desfile. Participaron cerca de 300 personas en la procesión, que se produjo con el orden y solemnidad que caracteriza a la Semana Santa alcañizana. Uno a uno, de la iglesia de Santa María fueron saliendo la bandera del Santo Entierro, la Cruz Guión, las 14 estaciones con sus 14 faroles -portados por niños vestidos con túnica y tercerol negro y fajín morado-, la Virgen de los Dolores, la Oración en el Huerto, la Burreta, la Entrada en Jerusalén, las Sibilas, las hebreas portando laurel y olivo, las figuras bíblicas, la Banda de Tambores (precedida por un aluvión de infanticos con túnica azul), el Nazareno y los soldados romanos. Para rematar el desfile, los mayordomos y el prior, que este año es Carmen Aparicio. Tras ellos, los tres antorchones. Todos los portadores de pasos iban vestidos de negro, con fajín morado y la cara descubierta. La banda de tambores portaba túnica azul, el mismo color que engalanaba los instrumentos, con crespón negro. Eran los únicos con capirote, de color morado. En el pecho, el escudo de la cofradía. Tras el encuentro, la Virgen se situó tras el Nazareno. El desfile enfiló entonces por la calle Baja, par aseguir por la calle del Carmen, plaza Mendizábal, calle Blasco y subida del Teatro para acabar recogiéndose en la iglesia. Se rezaron las 14 estaciones de la pasión y muerte de Jesucristo, desde el momento de su condena hasta su sepultura, pasando por la carga de la cruz, las tres caídas, el encuentro con su madre, la ayuda de Simón el Cirineo, el paño de la Verónica, el consuelo de Cristo a las mujeres de Jerusalén, la retirada de las vestiduras, la crucifixión, la muerte y el descendimiento.