Una cura de urgencia sanará en seis meses las cubiertas de la iglesia de San Francisco de Teruel
Una cura de urgencia sanará en seis meses las graves patologías de las cubiertas de la iglesia de San Francisco, en la capital turolense. El tratamiento será una inyección de casi 317.000 euros del Fondo de Inversiones de Teruel (Fite), que permitirá proteger el templo de la acción de los elementos y recuperar piezas arquitectónicas instaladas en su parte superior en diferentes etapas constructivas que se encuentran deterioradas y que incluso suponen un riesgo para la edificación y para las personas que transiten por su entorno.
Las obras, ya licitadas por la empresa pública Suelo y Vivienda de Aragón (SVA), se definen en un proyecto redactado por los arquitectos José Antonio Virto y José María Sanz, a los que se ha encargado la dirección de los trabajos. El plazo de ejecución se ha fijado en seis meses a partir de su inicio, previsto para principios del próximo verano.
Además de la parte técnica , el proyecto contiene un detallado estudio sobre la evolución histórica del templo, que tiene su origen en la ermita de San Bartolomé, que ya existía en 1220. A lo largo de la historia la iglesia, Bien de Interés Cultural (BIC), ha tenido cinco etapas constructivas, pero la imagen que pervive en la actualidad es la que corresponde a la desarrollada entre 1392 y 1402.
José Antonio Virto explicó que, aunque el edificio no parece excesivamente deteriorado desde el nivel del suelo, la perspectiva cambia según se gana altura. "Tiene problemas muy importantes en la cubierta. La teja está deshecha y, aunque afortunadamente el tablero está bastante bien, en el año que llevamos trabajando en el proyecto se ha notado un creciente deterioro por humedades", detalló.
Atajar estas deficiencias es por tanto la prioridad del proyecto, que califica de "grave y generalizado" el deterioro de las cubiertas, que incluso amenazan "la durabilidad del resto de los elementos y del conjunto de la edificación".
Contrafuertes y espadañas
Aprovechando la instalación del andamiaje que cubrirá todo el edificio y que tendrá un coste muy elevado -cerca de 37.000 euros-, los arquitectos propusieron añadir a la actuación la reparación de otros elementos deteriorados de la parte alta del templo. Entre ellos figuran desde los remates de los contrafuertes hasta las cornisas y molduras de la fachada principal y de la nave central y las dos espadañas, de ladrillo y de sillería, respectivamente, que en diferentes periodos se colocaron en las cubiertas como campanarios. El proyecto de Virto y Sanz incluye una completa documentación gráfica sobre los elementos en los que se va a intervenir, de la que se han extraído las fotos que ilustran estas páginas.
Los trabajos se iniciarán con la retirada de la cobertura de tejas de las cubiertas de la nave central y de las capillas laterales, reservando las que se encuentren en buen estado. Después se reforzará el tablero y se colocará una lámina de impermeabilización sobre la cual se recolocarán las tejas, reponiendo las rotas o deterioradas con piezas recuperadas de construcciones antiguas. Para ello, el proyecto prevé adquirir unas 17.000 tejas "viejas".
En la cubierta de la nave central se sustituirá la actual lucerna por una ventana tipo Velux, con el objetivo de mejorar la iluminación interior y facilitar la salida al tejado para operaciones de mantenimiento.
La estructura de madera situada bajo los tejados también será restaurada, reforzando las vigas que lo precisen. Además, se aplicará a todos los elementos protección antiparásitos y antihumedad.
El acondicionamiento de las cubiertas es la parte fundamental de la actuación, pero el proyecto prevé otras intervenciones, como la reparación de las dos espadañas situadas en lo alto de la iglesia. Una de ellas, de época renacentista, es de piedra, aloja las tres campanas del templo y se encuentra muy deteriorada, sobre todo en su parte superior. Las cornisas y los huecos en la sillería se repondrán con morteros de restauración, ya que sería muy difícil conseguir piedra similar a la existente.
En cuanto a la segunda espadaña, de ladrillo e instalada a finales del siglo XIX, se ha considerado incluso la posibilidad de retirarlo porque resulta "claramente discordante" con el resto de la construcción y además no tiene ninguna utilidad. Pero si se optara por restaurarlo se utilizarían piezas cerámicas para sustituir a las dañadas. Como tratamiento final, se aplicará hidrofugante incoloro para proteger la espadaña de la humedad y del hielo, que han motivado su deterioro.
El proyecto incluye también la reparación de las molduras y cornisas de la nave central, incluyendo los remates de los contrafuertes, y de la fachada principal. En algunos puntos, estos elementos presentan un estado "muy deficiente". Su acondicionamiento se hará con morteros de reparación.
Los contrafuertes del ábside disponían en su remate de cinco gárgolas, de las que solo queda una prácticamente entera y restos de las otras cuatro. Su reconstrucción se ha descartado y se realizarán únicamente labores de limpieza y protección.
En cuanto a los remates de los contrafuertes, Virto y Sanz plantean la sustitución de la teja cerámica que los recubre ahora por una cobertura de mortero que no se aprecie desde el exterior. Sobre el se aplicará una capa de poliéster armado con fibra de vidrio y un acabado con enarenado de color similar al de la sillería.
En los escalones de los contrafuertes se retirarán las plantas que han arraigado en las juntas por el deterioro del material de relleno. Tras aplicar herbicida para que no vuelvan a crecer, se procederá a un nuevo rejuntado.
Las obras proyectadas incluyen también la reparación de las grietas verticales aparecidas en dos paños del ábside, en la parte exterior de los muros. Para su reparación, se colocarán varillas transversales de acero entre las piezas de sillería situadas a ambos lados de las grietas, a modo de "grapas". Después, se rellenarán las juntas con morteros de alta resistencia, al igual que las propias grietas.
Los trabajos concluirán con la instalación de un pararrayos para proteger el templo.
La ejecución de las obras permitirá estudiar de cerca los muros de la nave principal y del ábside, además de otros elementos arquitectónicos, para intentar mejorar el conocimiento de la iglesia y de sus transformaciones a lo largo de la historia. Virto detalló que existen diferencias en las hiladas de piedra de la nave principal y el ábside, lo que podría indicar que este último se construyó en un momento posterior. Algo similar ocurre con las ventanas de uno de los lados de la nave y la cornisa de la cubierta, que parecen estar realizados con una piedra caliza más blanda y de un color más rosado que el resto de la edificación.
Etapas constructivas
La iglesia de San Francisco tiene su origen en la primitiva ermita de San Bartolomé que existía en el año 1220. La segunda, la iglesia que la sustituyó, documentada por primera vez en 1249. La tercera, que define la imagen actual, corresponde a la iglesia construida entre 1392 y 1402. En 1749 se produjo otra importante transformación, cuyas aportaciones se suprimieron en la quinta y última intervención, realizada entre 1901 y 1903, que recuperó el aspecto del siglo XV.
Autor:EVA RON / Teruel