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"Turia" aborda la figura y obra de Francisco Azorín, prototipo del turolense errante

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El nuevo número de la revista cultural Turia, que se distribuye este mes de junio,  brinda a los lectores que se interesan por los asuntos o protagonistas aragoneses un atractivo repertorio de temas, según se informa en un comunicado de prensa. En primer lugar, Turia publica un artículo del historiador Serafín Aldecoa sobre la intensa, poliédrica y productiva vida y obra de un insigne turolense errante: Francisco Azorín (Monforte de Moyuela, Teruel, 1875 – Ciudad de México, 1975). Se traza aquí la rica trayectoria de quien ejerció una valiosa labor política como promotor del socialismo y el sindicalismo en España y fue un reputado arquitecto. Además de un acreditado esperantista, Azorín fue miembro de la masonería y desarrolló una intensa labor profesional y docente en sus años de exilio en México. Un singular nombre propio de las letras aragonesas contemporáneas, Fernando Ferreró, ocupa también las páginas de Turia. En este caso, y a través de un artículo de Julio del Pino Perales, se indaga acerca de la obra poética de Ferreró (Zaragoza, 1927) como merecedora de una mayor proyección dentro de la literatura española dada la originalidad de un estilo que parece reparar la unión antaño rota entre poesía y filosofía. Personalidad rica Serafín Aldecoa reconoce, en el artículo que publica en Turia: Francisco Azorín, el turolense errante, que siente una verdadera admiración hacia la sobresaliente personalidad de este hijo de Monforte de Moyuela que hubo de exiliarse con su familia a México al finalizar la Guerra civil y que ya no volvería a pisar la tierra que le vio nacer. En un cuidadoso trabajo de síntesis divulgativa, Aldecoa da noticia al lector de Turia de la intensa labor política, intelectual y profesional de Francisco Azorín. Por un lado nos describe “su actividad dentro de la política española del primer tercio del siglo XX pues fue un destacado militante socialista ya que perteneció al Comité Nacional del PSOE durante varios décadas; amigo personal de Pablo Iglesias, el fundador de del PSOE y de UGT, y estuvo vinculado a los primeros socialistas turolenses promoviendo sociedades obreras en Teruel, aparte de otras actividades políticas siempre vinculadas al socialismo hasta el final de su vida”. Faceta profesional Subraya también “su faceta profesional como arquitecto que sigue las corrientes del momento, con una obra popular  pero, sobre todo, volcado en su compromiso social con las clases más desfavorecidas tanto en Córdoba donde fijó su residencia como posteriormente en México aunque algunos de sus proyectos de diferente estilo se pueden contemplar todavía hoy en otras ciudades como Teruel y Madrid. Ahora bien, también destacó Azorín en su conocimiento, dominio y difusión  de esa lengua que tomó auge en España y en Europa los años treinta del siglo XX, que pretendió ser universal y no lo consiguió: el esperanto. Como veremos, publicó varios libros, organizó congresos, impartió numerosas conferencias… no solo en España sino también en el exilio como esperantista donde coincidió con Julio Mangada, el muy experto coronel republicano que tradujo al esperanto una parte de la obra cervantina”. Masonería Quizá una de las facetas menos conocidas de Francisco Azorín “y sin embargo muy en consonancia con su ideología y con la época que le tocó vivir, fue la de su pertenencia a la masonería, tan común en el primer tercio del siglo XX entre la clase política como denostada furibundamente por el franquismo. Fue uno de esos más de 50 diputados masones que ocuparon los escaños en el primer Parlamento de la II República y eso se dejó notar en la Constitución de diciembre de 1931”. Aunque en Teruel se ha rescatado ya del olvido a Francisco Azorín, gracias a los trabajos del historiador Serafín Aldecoa y a la labor difusora del periodista Javier Millán, Turia se suma a la propuesta del autor del artículo de dedicar a Azorín una calle en la ciudad de Teruel y un homenaje a su trayectoria vital y profesional de un ilustre turolense que murió en el exilio. Poesía de la mirada En su artículo titulado Fernando Ferreró: tendiendo el espíritu sobre la realidad contigua, Julio del Pino Perales  estudia la obra lírica un escritor cuya trayectoria “es del todo personal y original dentro de la última literatura española”.  Inicialmente asociado al grupo poético del café Niké liderado por Miguel Labordeta, Ferreró es sin embargo un hijo de su tiempo pero lo es a su manera. Entre las singularidades de Fernando Ferreró destaca el hecho de que “nunca ha tratado de promocionar su obra ni airear su talento o sus ideas”.  Ello le ha acarreado que la difusión y reconocimiento de su trabajo creativo no haya alcanzado las cotas que merecería. Según Julio del Pino, Ferreró alcanzó la cumbre estilística y temática de labor poética en sus tres últimos libros: Variaciones sobre un contexto inestable (2011), Memoria (2013) y Cadencia (2015). Y también subraya la importancia de la mirada, tanto en su forma verbal como sustantiva, en sus poemas. De ahí que se haya hablado de su obra como “una poesía de la mirada”.  Ferreró, que ha empleado la poesía como una suerte de ensayo filosófico de interpretación de la realidad, repara la unión entre poesía y filosofía a la manera de María Zambrano. Concluye esta aproximación a la obra de Ferreró, indicando que aunque pueda resultar complicada las primeras veces, “cuando uno se introduce de lleno en ella descubre un valioso material que no sólo resulta necesario y enriquecedor, sino que además cautivará a un lector que siempre terminará volviéndose a él”.