El grupo Térvalis ha solicitado a la Diputación General de Aragón una prórroga en la investigación que está realizando sobre la viabilidad de la explotación minera de azufre en las localidades de Libros y Riodeva. El grupo empresarial turolense quiere comprobar la calidad y potencialidad de las capas de azufre en unas minas que se dejaron de explotar a mediados de los años cincuenta del siglo pasado. Las nuevas catas, si se obtiene el permiso, se iniciarían en primavera.
La geóloga e ingeniera de minas del grupo turolense Térvalis, María José Arcón, manifestó que la empresa estaba pendiente de resolución por parte de la Diputación General de Aragón de la prórroga de la solicitud de permiso de investigación en las minas de azufre en los términos de Libros y Riodeva.
María José Arcón señaló que el permiso de investigación finaliza en febrero y que con la información que tenían de las investigaciones realizadas era insuficiente para unos estudios más determinantes.
"Nuestro periodo de investigación era de tres años y finaliza en febrero. Con lo estudios llevados a cabo no tenemos resultados suficientes para saber la calidad y potencialidad de las capas de las minas de azufre".
Ante esta situación la técnico de Térvalis comentó que si se tiene la prórroga del permiso de investigación por parte de Minas se volverá a hacer la campaña de sondeos. "Unos sondeos que se harán pronto, aunque depende del tiempo. En mayo o en junio se volverán a hacer los sondeos", reseñó.
Hace tres años, el Boletín Oficial de Aragón publicaba la resolución de la Dirección General de Minas que otorgó a la empresa Térvalis el permiso de investigación de recursos para azufre en los términos municipales de Libros y Riodeva. Térvalis buscaba la reapertura de las minas de Libros porque el azufre es uno de los componentes de los fertilizantes que fabrica.
El municipio de Libros confía en que se vuelva a explotar las minas de azufre que se cerraron en 1956 para que se genere empleo y riqueza en la zona.
En Libros más de dos millares de obreros trabajaron en ellas en su última etapa, y hoy resulta imposible identificar entre sus ruinas los edificios que albergaron la escuela, el cuartel de la Guardia Civil, el hospital, los chalets de los directivos, la panadería o la carnicería, el economato, o las diversas tascas que en el lugar existieron. Las minas de Libros comenzaron a explotarse en 1777, manteniéndose su laboreo de un modo un tanto irregular hasta 1889. Años más tarde, en 1906, sería la empresa La Industrial Química, de Zaragoza, la que retomaría la extracción, hasta su definitivo cierre en 1956.
Autor:Redacción Teruel