Tarmac inicia estos días desguace de aviones en el aeropuerto de Teruel. una actividad con la que completa las de estacionamiento y mantenimiento de aeronaves que viene desarrollando desde 2013.
La filial de Airbus, que ya ha desmantelado en su sede de Tarbes (Francia) unos 80 aviones desde que inició sus actividades en 2009, obtuvo del Ayuntamiento de Teruel la licencia de actividad para el desguace y reciclado de aviones a finales del pasado mes de agosto y tenía un plazo de seis meses para iniciarla.
El pasado mes de mayo la empresa tenía en el aeropuerto turolense seis aparatos en espera de ser desguazados, algunos de ellos ya vaciados por completo y en su interior y solo pendientes del troceado de su fuselaje para completar su desmantelamiento. Desde entonces han llegado a las instalaciones otras aeronaves de antigüedad superior a los 20 años hasta rondar la decena de aviones que serán reciclados a lo largo de los próximos meses.
La mayoría son Boeing 747, conocidos como Jumbos, un modelo que durante décadas ha sido buque insignia de las principales aerolíneas del mundo pero que actualmente está siendo sustituidos por otros más eficientes y con menor consumo de combustible.
Las aeronaves en espera de ser desmanteladas en Teruel eran operadas por compañías como Martinair -sus aviones fueron los dos primeros que aterrizaron en las instalaciones de Tarmac Aragón en agosto de 2013-, KLM o British Airways.
Esta última aerolínea británica tiene en marcha desde hace unos años un plan de retirada progresiva de los B747 que aún integran su flota -actualmente apenas 40 de los más de un centenar que llegó a tener- para sustituirlos por nuevos Airbus 350 y 380 y Boeing 787.
Según informaciones difundidas por British Airways, de aquí a 2023 tiene previsto completar la retirada de estos aparatos y es previsible que buena parte de aquellos que se destinen a desguace acaben su vida en Teruel.
De hecho, tres Jumbos de la compañía británica se encuentran ya en las instalaciones de Tarmac Aragón -llegaron el 24 de mayo, el 6 de agosto y el 11 de octubre, respectivamente- y se encuentran a la espera de ser deconstruidos por completo.
El pasado mes de julio, el director general de Tarmac Aragón, Claude Zambano, señaló en un acto público que la compañía está "en contacto con muchos clientes muy importantes" y puede "llegar a tener 40 aviones para desmantelar en los próximos cinco años".
Este diario intentó ayer contactar con responsables de Tarmac para recabar información sobre el reciclado de aeronaves, pero, con su hermetismo habitual, rehusaron hacer declaraciones sobre esta actividad que realizan en una infraestructura de titularidad pública que gestionan en régimen de concesión.
Pero las noticias que sí difunde con asiduidad su matriz de Tarbes en medios de comunicación franceses permiten conocer datos como que desmontar un avión requiere el trabajo de unas quince personas durante dos meses. El sistema que emplea Tarmac, fundada en 2007 por iniciativa de Airbus con la participación de Snecma y Sita France precisamente para optimizar la recuperación de materiales de las aeronaves al término de su vida útil, se consigue reciclar hasta el 90% de los mismos.
Cuando un avión llega a la base para ser desmantelado, se vacían sus depósitos de combustible y otros fluidos y después se procede a desmontar todo su equipamiento interior, desde asientos o puertas hasta extintores, cables o equipos electrónicos. Todos los elementos en buen estado se pueden vender como material de segunda mano, siendo los motores y aparatos de cabina los de mayor valor.
Cuando el aparato queda totalmente vacío, se procede a trocear su fuselaje, compuesto sobre todo de aluminio, que también se vende para su reutilización.
Los materiales no aprovechables se separan según su naturaleza para dar a cada residuo el tratamiento que corresponde.
El reciclaje de una aeronave permite al propietario recuperar hasta el 10% del valor del avión.
Se trata de un negocio en expansión, ya que se estima que en los próximos 20 años se retirarán en el mundo entre 12.000 y 15.000 aviones que, con una normativa ambiental cada vez más estricta, tendrán que ser reciclados.
Autor: EVA RON / Teruel