El rechapado metálico de la puerta de acceso a la Catedral de Albarracín desde la plaza de la Seo, las decoraciones y refuerzos estructurales de una gran cantoral de misa y la corona bañada en plata de la patrona que sale en procesión son las tres piezas sobre las que están trabajando los diez técnicos que han acudido al curso de especialización en restauración de metales que está desarrollando la Fundación Santa María de Albarracín.
Desde la pasada semana hasta el 12 de agosto se está desarrollando en cuarto de los siete cursos de restauración que la Fundación organiza conveniados con el Instituto de Patrimonio Cultural de España, dirigidos a personas tituladas en estudios de restauración en las Facultades de Bellas Artes y Escuelas Superiores de Conservación y Restauración de Bienes Culturales. Son diez alumnos, el máximo para que el que está diseñado el curso, que durante seis horas al día trabajan sobre varias piezas, y dos horas al día asientan los conocimientos con estudio teórico. Alojados en la Casa de los Pintores de Albarracín, para los técnicos supone una inmersión tal en el mundo de la restauración de elementos metálica que el curso, del mismo modo que los otros seis en los que se trabaja sobre otro tipo de materiales, es ya una referencia educativa en toda España.
Pero esa es solo una de las razones. Otra es el formidable profesorado con el que cuenta para estos cursos formativos la Fundación Santa María de Albarracín, gracias al convenio que tiene con el Instituto de Patrimonio Cultural de España
En el caso del curso de conservación y restauración de materiales metálicos está impartido por Soledad Díaz, una de las conservadoras más reputadas del país en este tipo de soportes, y además una de las profesoras que en más ocasiones han dirigido cursos en Albarracín. "Creo que este año es el curso número trece al que asisto", explica Díaz. "El curso de especialización es fantástico y, entre otras cosas, sirve para tomar contacto con muchos profesionales de la restauración. Además el entorno de Albarracín es el perfecto para desarrollar este tipo de acciones, así que repito con mucho gusto".
Aunque cuando se piensa en restauración es más habitual pensar en pinturas, tejidos o piedra, por citar tres ejemplos, lo cierto es que la conservación de materiales metálicos es una especialización en áuge, "porque el metal, junto con la cerámica, es el material que más ha utilizado la humanidad desde la protohistoria", explica Díaz. "Tenemos que pensar en la enorme cantidad de objetos que ha fabricado el hombre con metal;?esculturas, armas, monedas, joyería, construcciones...".
Soledad Díaz dirige actualmente en el proyecto del Instituto de Patrimonio Cultural de España que está trabajando sobre las monedas recuperadas en el pecio del Nuestra Señora de las Mercedes, la fragata española de 1786 que fue hallada en el fondo del Golfo de Cádiz por la empresa cazatesoros Oddyssey en 2007, y que desde 2012 se halla en poder del Gobierno de España. Son nada menos que 600.000 monedas, en su mayor parte de oro y plata.
Tres obras de arte
En cada edición anual el programa del curso gira en torno a dos o tres piezas que requieren de alguna actuación. En este caso la de mayor envergadura es el rechapado, la funda metálica en la que está envuelta la puerta de madera de la catedral de El Salvador de Albarracín que da acceso al templo desde la plaza de La Seo.
Según explica el presidente de la Fundación, Antonio Jiménez, esa entrada ya se restauró hace algunos años, pero ha sido la que se ha utilizado habitualmente durante las obras de restauración del interior de la iglesia, con continuas entradas y salidas de personas y materiales de construcción, "por lo que se ha visto sometida a un stress muy por encima de lo normal"
La pieza tiene gran interés pedagógico porque la técnica constructiva del rechapado en hierro de las puertas de madera son comunes en todo Aragón y, especialmente, en Teruel. "Al ser un territorio situado en una frontera", explica Soledad Díaz, "solían colocarse las placas de hierro estañadas, remachadas, y en algunos casos decoradas, como en Albarracín, con una finalidad defensiva. El objetivo de estas placas era evitar que pudieran incendiarse las puertas"
El metal expuesto a la intemperie sufre procesos de corrosión y oxidación muy severos, y la función de los conservadores en estos casos es "estabilizar las superficies metálicas deteniendo esos procesos", que además son todavía más violentos cuando el metal se combina con otros materiales. Dicho de otro modo, el metal se oxida todavía más rápido cuando "está en contacto físico con maderas, hilo, piedra o cualquier otro tipo de material. Eso intensifica la corrosión y hace más delicado su proceso de conservación"
Otra de las obras de arte sobre las que van a trabajar los diez alumnos del curso son las partes metálicas estructurales y decorativas que tiene un cantoral de misas. Este libro, de gran tamaño, ya fue restaurado el pasado año durante el curso de conservación de encuadernaciones, aunque la presencia de elementos de latón en su decoración exterior y también de algunos elementos metálicos del lomo y las cantoneras, hacen necesario un trabajo específico por especialistas en conservación de metal.
La tercera pieza que se restaurará durante el curso es la corona bañada en plata que porta la imagen de Santa María de Oriente, patrona de Albarracín, y que también necesita una intervención por el paso de los años y la intemperie sufrida durante las procesiones.
"Una de las cosas interesantes del curso de este año, y que solemos plantearlo así siempre que se puede, es que vamos a trabajar tres metales diferentes;?el hierro de la puerta, el latón del cantoral y el baño de plata de la corona", explica Soledad Díaz. Esto lo hace mucho más interesante desde el punto de vista formativo, ya que los conservadores que cada material metálico requiere unas actuaciones y unos procesos bien diferenciados. "A la hora de aplicar un proceso de limpiado no existen demasiadas diferencias", asegura la conservadora. "Pero cuando se trata de estabilizarlos sí, porque cada metal reacciona de forma distinta según su nobleza. Así que cuantos más tipos de metales diferentes pueden tratar los alumnos en las partes prácticas del curso, mayor es su aprovechamiento"
Por cierto que la nobleza de un metal no tiene nada que ver con el color de su sangre. Se dice que un metal es noble cuando, al igual que los gases nobles, son poco propensos a reaccionar químicamente con otros elementos. La oxidación o corrosión es una reacción química, así que el hecho de que los metales nobles apenas sufran sus efectos los convierte en apreciados en joyería, orfebrería, medicina o tecnología punta. La comunidad científica reconoce ocho metales nobles;?oro, platino, plata, rutenio, rodio, paladio, osmio e iridio. Aunque otros metales no sean nobles, se habla de su nobleza como medida de su resistencia a reaccionar químicamente y oxidarse
Entre las actividades del curso de conservación y restauración de materiales metálicos, Soledad Díaz y los alumnos del curso visitaron también la catedral de Teruel, donde se interesaron especialmente por la reja de la entrada
El de materiales metálicos es el cuarto curso de los siete que anualmente realiza la Fundación Santa María de Albarracín. Los próximos serán el de pintura en caballete (16 de agosto), el de conservación de documento gráfico (19 de septiembre) y el de conservación de materiales textiles (10 de octubre)
Autor:Miguel Ángel Artigas Gracia Teruel