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Sargar Palanques, maestra de música: “Que un pueblo apueste por recuperar su órgano es signo de esperanza en el futuro” Sargar Palanques, maestra de música: “Que un pueblo apueste por recuperar su órgano es signo de esperanza en el futuro”
Sargar Palanques

Sargar Palanques, maestra de música: “Que un pueblo apueste por recuperar su órgano es signo de esperanza en el futuro”

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Cursó la carrera de piano en un momento en el que en el mundo rural estudiar música no era lo más habitual. Esta matarrañense continúa con otra carrera de fondo  en torno al órgano. Se trata de un nuevo reto  musical bajo la dirección de su maestro, el catedrático Josep María Mas Bonet,  con el que participa en los Cursos internacionales de música antigua para órgano de Montblanc y Vielha. Sargar ha tocado en Monroyo, Montblanc, Vielha, Zaragoza, Oporto y en la catedral de Barcelona y grabado para radio Catalunya Música. Su último concierto de órgano fue este verano junto con la japonesa Izumi Kando en la colegiata de Caspe (Zaragoza). Sargar Palanques ejerce actualmente de profesora de música en un colegio de Barcelona, pero todos los veranos vuelve a sus orígenes,  La Portellada, y, además, se le puede escuchar en la misa de doce de Alcañiz.

-Su último concierto este verano en Caspe fue especialmente emotivo para usted. ¿Por qué?

-Era la segunda parte de la presentación  de Miraflores, historia de una huerta, de Carmen Abadía, en el que se habla de mi abuelo, que estuvo 13 años ejerciendo como maestro en Miraflores, un barrio rural de Caspe. El órgano cantó al recuerdo a sus gentes, a la huerta y, sobre todo, desde el agradecimiento .

-¿Qué ha significado para usted compartir el concierto con una organista de talla internacional, como es su amiga Izumi Kando?

-Que haya hecho un hueco en su agenda y haya venido a acompañarme en un acto tan emotivo da idea de la sensibilidad especial que tiene. Izumi Kando le puso alas al órgano, conmovió y sorprendió desde la primera nota que tocó. Es un concierto que pasará a la historia del órgano de Caspe, y muchos me lo han dicho.

-¿Cómo empezó a familiarizarse con este instrumento? Algo tendría que ver su abuelo, supongo.

-El órgano ha sido una decisión personal fruto de los cursos que he realizado en el Museu de la Música de Barcelona. Fue un enamoramiento precipitado, pero duradero. Mis abuelos fueron los que decidieron que estudiara piano.

-Practicar este instrumento será difícil. ¿Hay que ir de prestado?

-Es muy difícil que te presten uno. Hay que tener un órgano eléctrico con pedalero en casa para estudiar. Pero éste es como un electrodoméstico, un cacharrófono sin alma.  Agradezco al párroco de Alcañiz, que me deja tocar en la misa de doce y estudiar utilizando el órgano regalado por las Dominicas, que, además, se encuentra en perfecto estado.

-En el Bajo Aragón, en el Matarraña y Caspe se ha apostado en algunos municipios por recuperar el órgano de la iglesia ¿por qué cree que los ayuntamientos y las comarcas están ahora acordándose de ellos?

-A mí me parece que  cuando un pueblo apuesta por recuperar su órgano es que ese pueblo tiene tiene esperanza en el futuro.

-En Caspe incluso han realizado un crowfunding.

-Son un ejemplo a seguir.

-¿Conoce el órgano de Belmonte de San José?

-Si. Es una joya de 1747. Es único  en la zona  porque tiene un segundo teclado, que responde a una cadereta,  y esto le da muchas posibilidades expresivas.

-Como maestra  de música está desarrollando un proyecto en las escuelas de educación primaria. ¿De qué se trata esta iniciativa?

-Es fruto de la colaboración con el pianista Lluis Avendaño. Estamos acercando a las escuelas de primaria los músicos de primera fila. El primer paso ha sido dramatizar los Tres movimientos de Petroushka, de Stravinsky, con  Avendaño al piano en directo. Lo estrenamos en la escuela, con la colaboración del claustro de profesores, y lo repetimos en el metro de la Diagonal con el Concurso María Canals. Y nos lo premiaron.

- ¿Qué recuerda de sus inicios en la música, de sus primeras maestras al piano?

-La verdad es que era muy pequeña, pero guardo un gran recuerdo de mi primera maestra. Comencé en el convento de Valderrobres con sor Gertrudis. Cuando enfermó, continué con la hermana María Cruz, del colegio de La Inmaculada de Alcañiz, una muy buena profesional. Y después recogió el testigo Margarita Benavente, con quien finalicé la carrera de piano. Margarita era toda una institución y muy buena pedagoga. Nos preparaba por libre para examinarnos en el Conservatorio de Zaragoza. Fue una suerte para Alcañiz que ella y su marido volvieran de Santo Domingo y se instalaran en el Bajo Aragón. Creo que fue fundamental para la enseñanza musical en la comarca hasta la aparición de la Escuela de Música y del Conservatorio Profesional de Alcañiz

-Desde hace 25 años vive en Barcelona y vuelve todos los veranos a La Portellada ¿Qué le une al Matarraña?

-La familia de mi abuela es de Mazaleón. Allí pasé muchos veranos. Luego, mi abuela fue maestra en La Portellada, y aquí nos quedamos. Trabajo, sí, en Barcelona, pero La Portellada es mi hogar.

-Su próximo concierto tendrá unos aires un poco más bucólicos.

-Sí, será en Herbés (Castellón), en un huerto-jardín. Será muy emocionante porque es un homenaje a mi madre dedicado por sus alumnas.