Sara Millán estudio arpa en el Conservatorio profesional de música de Zaragoza. Comenzó cuando sólo tenía siete años. El año pasado, con 24, terminó el Grado Superior en el Conservatorio de Música de Aragón. Lleva 17 años tocando uno de los instrumentos más complicados de aprender. Actualmente también estudia tercero de Magisterio. Dice que le gustaría compaginar la música con la enseñanza. El sábado ofreció en el Teatro Municipal de Alcañiz un concierto-conferencia.
-¿Qué la llevó a escoger el arpa cuando era pequeña?
-Empecé a tocar el arpa por Harpo Marx. De pequeña me gustaban mucho sus películas, en las que incluían muchos instrumento. Y en ellas fue donde por primera vez escuché el sonido de un arpa y la ví. Me gustó tanto que decidí que ese sería el instrumento que quería tocar. Me motivó su sonido profundo y dulce, un sonido que se asemeja mucho al fluir del agua, porque con el arpa se pueden hacer efectos como las gotas del agua. Es un efecto que se denomina armónico y se consigue aproximando la palma a la cuerda y pellizcarla a la vez con el pulgar.
(La entrevista completa en la edición impresa del 20/2/2017)