Roberto Miguel
Roberto Miguel: “Las pymes nos lo jugamos todo y da la sensación de que el Miner es barra libre”
Andorra ha bajado por primera vez en mucho tiempo de 8.000 habitantes, algo que se deja sentir en cuanto al consumo que se realiza en los negocios locales, que no han descendido en número estrepitosamente pero sí han perdido empleo. Para atajar esta vía de agua, el presidente de la Asociación Empresarial de Andorra-Sierra de Arcos y Bajo Martín, Roberto Miguel, aboga por que en los dos años de bonanza que se esperan en el sector minero-eléctrico el municipio dé una imagen de unidad para que lleguen proyectos empresariales generadores de empleo, máxime cuando no confía en que la inversión de Endesa acabe llegando. Alberga esperanzas en la mesa de trabajo por la reindustrialización activada por el Gobierno de Aragón y pide que la Mesa de la Minería sea, cuando menos, igual de exigente que lo es Adibama a la hora de entregar ayudas a las pymes del territorio. De esta forma se evitaría que proyectos ‘fantasma’ generaran nuevas desilusiones entre la población. -Andorra ha bajado por primera vez en mucho tiempo de los 8.000 habitantes. ¿Cómo se traduce esto en el consumo? -Quizá por la calle no se note tanto. En la hostelería sí ha bajado pero igual no tanto como en el lado comercial o la compra-venta de viviendas. Yo siempre pongo el ejemplo del notario. No hay ninguno que se quede en Andorra. Están un año o dos y se van donde pueden. El último que tuvimos se fue a Ejea de los Caballeros y desde entonces está la plaza desierta y viene el de Híjar. Si un notario no está para darse vida en Andorra, imagínate el resto de comercios. Desde que se paró la construcción, los que nos dedicamos a la instalación y los que se dedican al sector servicios lo han notado mucho. -¿Cuántos negocios han perdido en los últimos años? -En la asociación los datos que manejamos son prácticamente los mismos que antes de la crisis. Lo que sí que sería interesante es cuantificar el número de empleados que teníamos antes, sobre el 2011, porque la crisis en Andorra no empezó en 2007 sino cuatro años más tarde. En mi caso estábamos nueve personas y ahora quedamos tres. Muchos se han reestructurado y se han adaptado a lo que venía, pero el problema es el relevo generacional. A Andorra no vuelve nadie que sale a estudiar. Cuantos más estudios tienes, menos posibilidades tienes de trabajar aquí. Un joven en Andorra lo tiene muy difícil para echar un currículum más allá de DS Smith (antes Andopack).
(Entrevista completa publicada en la edición en papel del 5/2/2017)