Las manos de Cosme Damián Bach tallaron el retablo mayor de la Catedral de Albarracín, una pieza de madera de pino que en 12 metros de alto por 8 ancho narra la historia de Cristo a través de los episodios más importantes de su vida. Lo realizó entre 1566 y 1570 y cobró por ese trabajo 12.000 sueldos, pero no sería hasta un siglo después cuando el cabildo reunió dinero suficiente para policromarlo. De eso se encargó Juan Rillo, un dorador de Jabaloyas con cuyo trabajo quedaron tan contentos los contratantes que le regalaron varios jamones, según la documentación de la época.
Ahora son otras manos, las de los restauradores del centro de la Fundación Santa María de Albarracín, las que la van a dejar como quedó después de que Rillo la policromara. El retablo está en buenas condiciones de conservación, según los primeros análisis visuales realizados, aunque tiene una gran cantidad de polvo derivada tanto del paso de décadas y décadas como de las obras a las que se ha sometido el templo en los últimos años. De momento han empezado con una limpieza mecánica en la que se ayudan de aspiradores, pinceles y bastoncillos. Aún no saben bien qué actuaciones tendrán que realizar, pero en cualquier caso está claro que va a ser una intervención "conservacionista", según explica Antonio Jiménez, que es el gerente de la Fundación Santa María de Albarracín. No habrá reintegración de piezas, aunque a priori no hay grandes huecos en el retablo.
Cosme Damián Bach fue un autor de la misma escuela renacentista que Gabriel Yoli, el autor del retablo mayor de la Catedral de Teruel y de la iglesia de San Pedro, aunque en estos dos casos no llegaron nunca a policromarse. Se trata de una escuela de grandes escultores que dejó una gran huella. Cosme Damián Bach también talló el retablo de San Pedro cuya ubicación era la iglesia de Santa María, aunque ahora se ubica también en la catedral. Es de madera sin policromar y se trató ya en uno de los cursos de restauración, aunque la Fundación intentará ahora "limpiarlo y supervisarlo", dijo Jiménez, quien recordó que las obras en el templo han dejado todos los retablos con una gruesa capa de polvo y suciedad pese a que se taparon para evitarlo.
También pertenece a la misma escuela escultórica el retablo mayor de la iglesia parroquial de Cella, que según Jiménez presenta una factura muy similar a los de la Catedral de Albarracín.
El retablo, al igual que la Catedral, está dedicado al Salvador y la imagen central del mismo es la transfiguración de Cristo. "Son unas imágenes prácticamente a tamaño natural, son personajes que parecen humanos por eso impartan tanto", comenta el responsable. Toas las escenas son alusivas a la vida de Cristo y entre ellas está el Calvario, la Anunciación del Ángel a la Virgen María o la Adoración de los Reyes Magos. San Pedro y San Pablo están representados a su vez y en los laterales aparecen los cuatro evangelistas.
Aunque el retablo se terminó en 1570, con posterioridad el cabildo catedralicio le hizo nuevos encargos a Cosme Damián Bach. Así, después hizo unas puertas en la parte de abajo y unas polseras para los lados. También hizo un guardapolvo, una sarga de gran tamaño para cubrir la pieza y evitar que entrara suciedad. "Creemos que se corresponde con las que hay expuestas en el Museo Diocesano por el tamaño y la vistosidad, pero habría que hacer un estudio para corroborarlo", concretó el gerente de la Fundación.
El presupuesto para devolver el dorado al retablo se eleva a 130.000 euros y cinco técnicos ya se han puesto manos a la obra. Si no surgen imprevistos, la idea es que esté terminado en junio. A la vez se va a rehabilitar el Claustro, donde ya se ha empezado a montar el andamiaje. Una vez terminadas estas dos acciones será el momento de colocar la iluminación –que será financiada por Endesa y los bancos. La idea es que esté todo listo para inaugurar el templo el 8 de septiembre, coincidiendo con la fiesta de Santa María, patrona de Albarracín.
Autor:M. Cruz Aguilar Teruel