Rafael Laborda, profesor de ecosistemas: “La agricultura no es una amenaza para el medio ambiente, ni al contrario”
El profesor del departamento de Ecosistemas Agroforestales de la Universidad Politécnica de Valencia y miembro del grupo Copprotection dedicado al estudio de plagas y enfermedades de los cultivos (copprotection.es) Rafael Laborda ofreció el sábado una charla sobre Nuevas oportunidades para la agricultura y el medio ambiente en la casa de cultura de Villarquemado con motivo de la celebración del Día de los humedales, organizada por la Red Impulso Rural del Jiloca.
- ¿Cuáles son esas nuevas oportunidades para la agricultura y el medio ambiente?
- Es un título con trampa porque son nuevas y son antiguas. La agricultura es parte del medio ambiente y el 50% del mundo está ocupado por ella. La oportunidad es que nos miremos y que pensemos que no es ninguna amenaza el uno para el otro. Que desde una perspectiva más amplia, hablar de servicios ecosistémicos nos permite ver un área cultivada, por ejemplo un humedal, como un sitio para que también aniden las aves y una zona que no es cultivada es una oportunidad para incrementar el control biológico de las plagas. Hay que tener en cuenta que lo que nos están pidiendo en este momento desde todas las instituciones europeas es que respetemos los servicios ecosistémicos y que los incrementemos.
- Desde esa perspectiva, ¿entiende la oposición de los agricultores a la laguna del Cañizar?
- Siempre entiendo a los agricultores porque a menudo no se les consulta. En este caso concreto, no me posiciono porque no sé cuál es el problema. Ellos son los que, en general, han mantenido el medio rural. Estoy convencido de que la oportunidad es para las dos partes y que la oportunidad de hacer una agricultura menos agresiva no lo es solo para el medio ambiente sino para todos. El agua que bebemos viene de algún sitio y si se contamina menos por el uso de plaguicidas y nutrientes va a ser mejor para nosotros, para nuestra salud y para nuestro bolsillo.
– Algunos agricultores reciben ayudas por trabajar en espacios protegidos. ¿Es costoso mantener a ambos?
- No soy experto en el tema de subvenciones pero deberíamos considerar que, a lo mejor, algunos aspectos de la producción pueden ser más baratos incluso si tenemos en cuenta esos aspectos, como el control biológico. Para mantenerlo hay que cambiar el tipo de plaguicidas que se usan, que a veces son excesivamente generalistas.
Pero además la cadena trófica, el control biológico de unas especies por otras, es algo natural. Si lo promocionamos conservando o incrementando los espacios naturales alrededor de las zonas agrícolas de manera que no estén aislados sino que estén integrados, como ha sido toda la vida en Europa, a lo mejor nos llevamos una sorpresa y estamos quitando costes. Pero además si soy capaz de eso y de ponerlo en valor, con una producción más respetuosa, de proximidad y más saludable, puedo conseguir que me paguen más por ello. Y si al final vienen las ayudas, bienvenidas. Pero las ayudas no creo que sean el objetivo.
- Teruel es una provincia con poca industria. ¿Puede ser un ventaja para fomentar la agricultura ecológica?
- Pienso que entrar en una guerra de escala a nivel de producción agrícola no nos lleva a ninguna parte. La única opción es diferenciarse. Lo que puede pasar en Teruel y en todas las zonas de interior es que haga un producto diferenciado, de una variedad distinta o que tenga unas cualidades. determinadas. Pero producir para competir con los mercados mundiales de cereales no creo que sea un buen planteamiento.
- ¿Qué les diría a los negacionistas del cambio climático?
- Hay un libro de Naomi Klein que yo recomiendo titulado Esto lo cambia todo, que dice por qué no queremos asumir lo del cambio climático, no solo Donald Trump sino nadie. Es una incomodidad. Al Gore decía que es una verdad incómoda. Es incómodo decir que si las previsiones se cumplen en 50 años esto habrá cambiado porque ya está cambiando. No lo queremos asumir nadie porque no queremos cambiar nuestro modo de vida.
Estamos hablando de libre comercio, que significa que pase lo que pase voy a traer productos de cualquier parte del mundo aunque el impacto ambiental sea bestial porque es más barato.
Mi único objetivo es poder decirle a mis nietos que yo estaba ahí luchando. La parte más importantes de la huella de carbono de la agricultura no es la producción sino el transporte, el márquetin y el procesamiento, sin hablar de la cantidad de insumos que se meten en forma de plásticos y bandejas. Por eso es mejor una agricultura de proximidad y con menos insumos.