Luis Monterde es el encargado de realizar la subasta de la Fiesta de San Macario, en Castellote, desde hace 5 años. Está casado con una castellotana, y vinculado a la Villa desde hace más de 25 años. Sus dotes de artista, aunque se dedique a los seguros y la asesoría, le llevaron a ejercer este papel.
¿Por qué empezó usted a hacer la subasta de San Macario?
La subasta la hacía tradicionalmente Don Agustín Martínez, un profesor que ejerció durante muchos años en Castellote. Cuando enfermó y ya no pudo hacerlo pensaron que lo podría hacer yo. Para realizar la subasta se necesita una persona un poco dicharachera, porque hace falta motivar a la gente para que participe y suban los precios. Como desde los 17 años me he dedicado al mundo del espectáculo, porque siempre he trabajado en orquestas, pues esto se me podía dar bien.
¿Se necesitan habilidades especiales para realizar la subasta?
No, cualquier persona podría hacerlo. Pero si eres tímido y no tienes facilidad de palabra pues es más complicado, no haces que suba la puja, y de lo que se trata es que suban, que la gente puje más para recoger dinero para el Santo.
¿Para qué se destina el dinero recogido en la subasta?
-Para realizar arreglos y mantener la ermita de San Macario. Para obras y lo que pueda surgir.
¿Aproximadamente cuánto dinero se puede llegar a recoger?
Alrededor de 1000 €, sin embargo cada año poco a poco, con la crisis y demás, la recaudación ha ido bajando. Hay ya poquitas peleas entre cuadrillas que antes se picaban para conseguir un mismo producto. Ahora ya no es igual.
¿Qué es lo que se subasta habitualmente?
Lo más común son dulces y cosas saladas para luego comérselas en la hoguera con los amigos. Antiguamente se subastaban otras cosas, como por ejemplo patas de cerdo. Se subastaba mucho porque era una cosa barata y que gustaba, y la gente lo compraba para la brasa. También se traía algún cerdo pequeño vivo que tuviesen, porque ahora era el momento de comprarlo para recriarlos y matarlos luego durante el año. Hay gente que da cosas buenas, de valor, y a veces tampoco se paga lo que valen pero lo dan desinteresadamente.
¿Cuantos productos más o menos se subastan?
Entre cincuenta y sesenta. Y también se traen cosas para los niños. Se preparan bolsas de palomitas para que solo pujen ellos. Es bonito ver como se pican y cómo aprenden, así se inicia a las nuevas generaciones en la tradición para que participen cuando sean mayores.
¿Desde qué lo lleva a cabo usted, qué es lo más raro que has subastado?
No suele haber mucha cosa diferente, aunque hace años se subastaba algún cuadro bueno al óleo, baldosas cerámicas, no solo productos de alimentación. El maestro Fidel Puig, que colabora en la subasta, comenta que hace alrededor de veinte años, cuando hubo una fábrica de textiles en la Villa, hicieron un vestidito de niño, y que también su padre, dueño de telares artesanos en La Iglesuela del Cid, participó aportando una alforja.
¿Y el precio más alto que recuerde que se haya pagado?
Una vez se pagaron 100€ por un brazo de gitano, cuando su costo real son de 2 €, pero claro, hay cuadrillas grandes que se pican entre ellos y suben el precio, o hay gente que da algo y luego viene a pujar por él, y a veces para recuperarlo ha tenido que pagar mucho más.
¿Cree que esta es una de las fiestas más populares del invierno en Castellote?
Sin duda la que más, incluso más que las del verano, lo que pasa que las del verano son las de mucha pompa y más gente, pero a esta a la gente le gusta venir y participar.
Además de la subasta, ¿qué otros actos destacarías de la fiesta?
El domingo, a la salida de misa, las niñas hacen un baile de vestir el palo. Fidel Puig la adaptó de una danza que se hace en las fiestas de La Iglesuela del Cid y creó unos versos exprofeso para esta. El hace muchos años incentivó ese tema y los vecinos lo viven con mucha emoción porque participan los niños del pueblo.
Autor:Cristina Mallén Castellote