El centro de Alcañiz ya huele a especias, a dulces, a chocolate, a mermeladas. La plaza y sus calles adyacentes están inundadas desde ayer por la tarde del olor característico que desprenden los mercados medievales, provistos desde el punto de vista alimenticio de productos de primera calidad elaborados de una manera artesanal y que no están a nuestro alcance todos los días.
Los dulces, las pizzas o los crepes de todos los tipos y sabores imaginables se ofrecen en los puestos de venta que, en su conjunto, trasladan a la ciudad a una época de magos, guerreros y caballeros templarios, pero también de maestros queseros y de maestros de la artesanía, del vidrio, la bisutería, las pieles o la decoración.
Entre la plaza y las calles Alejandre, Subida a la iglesia y Subida al Teatro se distribuyen los 70 expositores que en esta vigésimo primera edición han decidido reunirse en Alcañiz. El concejal de Festejos, Nacho Carbó, explicó que “son menos que en anteriores ediciones, cuando rondábamos los 85 puestos”, porque “este año coincide nuestro mercado con otro en Huesca y los feriantes se han distribuido”, argumentó.
El de Alcañiz no tiene fecha fija y se establece en función de cómo cae la Semana Santa. Así que este año, que el Domingo de Resurrección fue el anterior al de San Jorge, el Mercado tuvo que trasladarse de fecha hasta la última del mes. “Para otro año estudiaremos mejor para evitar esta mengua de expositores”, señaló el concejal, quien recordó que una prioridad para Alcañiz es que “no tengamos saturación de puestos de un mismo producto”. En ese sentido, hizo hincapié en que en anteriores ediciones se han rechazado expositores porque “buscamos un mercado casi perfecto, con dos o tres empresas del mismo tipo que puedan ganarse la vida el fin de semana”.
En la calle habrá durante todo el fin de semana animación musical de dulzaineros que recorrerán las calles. El domingo a última hora de la tarde y después de casi dos días de feria se dará por concluido.