Síguenos

Maenza revive entre la luz de sus fotogramas a través del cineasta Carles Candela

Antonio Maenza en pleno rodaje de una de sus películas

El paso del tiempo no ha hecho olvidar al turolense Antonio Maenza, el cineasta rebelde que propuso a finales de los años 60 del pasado siglo un cine totalmente alternativo y diferente en plena dictadura franquista.

El paso del tiempo no ha hecho olvidar al turolense Antonio Maenza, el cineasta rebelde que propuso a finales de los años 60 del pasado siglo un cine totalmente alternativo y diferente en plena dictadura franquista. Su obra es de obligada mención en cualquier revisión histórica que se haga sobre el cine independiente y experimental en España, aunque se ha incidido a veces más en ciertos estigmas en torno a su vida y su muerte, que en lo que de verdad importa, su vertiente artística. Un documental dirigido por Carles Candela trata ahora de encontrarse con Maenza rastreando en los pliegues de su material filmado, el que refleja la luz de sus películas vistas en la moviola medio siglo después de su realización.

Materialista, idealista, cinematógrafo, magnetófono, buen chico y sádico, así se titula este documental de 70 minutos estrenado hace unas semanas en Punto de Vista, el Festival Internacional de Cine Documental de Navarra, que le dedicó una retrospectiva con la proyección de toda su obra, la celebración de una mesa redonda y el estreno de esta película que ahora iniciará su recorrido por el circuito de festivales de cine y cuyo realizador espera exhibir próximamente en la ciudad natal de Maenza.

"En Teruel hay que reivindicar la figura de Maenza", comenta el director de cine alicantino Carles Candela, autor del documental y, como él mismo afirma, enamorado del personaje y del artista que ha descubierto a través de la luz que proyectan sus películas.

"En cierta manera, a través de lo que me ha contado la gente y de la idea que me he hecho de él, lo siento cercano, y si se puede decir, le he cogido cariño; ojalá lo hubiera conocido", comenta Candela, que no es la primera vez que se aproxima a la figura del cineasta turolense a través de un audiovisual.

Sobre su experiencia a través de la década que lleva siguiéndole la pista a Maenza, desde que descubrió al personaje en el año 2005, Candela asegura que se ha quedado con las opiniones de quienes le han dado una visión más veraz de la persona.

Génesis de la película

La propia génesis de la película y el recorrido hasta ahora, que podrá ser vista por el público, es muy maenciana. "En principio no tenía previsto hacer nada y al ver el festival Punto de Vista, la mandé, les gustó y ahora me planteo darle un poco de entidad", comenta el realizador, por lo que ahora ha buscado un productor y va a intentar moverla por los festivales y que pueda llegar incluso a la televisión.

Candela, en cualquier caso, ve complicado que una película con el espíritu tan de Maenza que tiene la cinta, pueda pasarse por televisión, puesto que es totalmente alternativa. Tanto es así que fragmentos en los que la pantalla se queda en negro durante minutos mientras solo se oye una voz de fondo.

El interés por el director de Orfeo filmando en el campo de batalla surgió en 2005 cuando participó en una serie documental para Punt Dos de Canal Nou. Trataba sobre la vida universitaria en la Comunidad Valenciana y fue entonces cuando conoció a Luis Puig, que había trabajado en Orfeo filmando en el campo de batalla. Posteriormente volvió a encontrarse con Maenza en una serie de 2007 sobre el cine valenciano, en uno de cuyos capítulos se abordaba el cine independiente valenciano. "Entonces me encuentro con ese cine marginal y contestatario y me llama la atención", comenta.

Tras profundizar en el personaje hizo un documental de 50 minutos sobre el turolense tras conseguir una subvención del Instituto Valenciano del Audiovisual y la Cinematografía (IVAC), que obligaba a participar también al canal de televisión público de Valencia, con lo cual se llegó a emitir aunque en condiciones de absoluta marginalidad.

"La película se emitió a las 2 de la madrugada de un sábado de fallas y sin saberlo yo, y no lo han vuelto a repetir", comenta Candela, para quienes los pioneros de la recuperación de la figura de Maenza son los investigadores Pablo Pérez y Javier Hernández, que fueron los primeros en indagar sobre su cine, y posteriormente Graciella de Torres.

Contactó con ellos y con gente que conoció a Maenza, pero sobre todo empezó a adentrarse en el universo visual del realizador turolense, que es lo que le ha conducido a descubrir lo que cuenta en su nuevo documental, continuación de todo un proceso iniciado hace una década.

El detonante de este último viaje a los mundos de Maenza una llamada del cineasta catalán Pere Portabella, que fue productor del turolense. Había encontrado en sus archivos unas latas de películas de Maenza que iba a recuperar y Candela se fue a Barcelona a grabar todo ese proceso.

De ese enfrentamiento físico y directo con las imágenes en celuloide surge el documental Materialista, idealista, cinematógrafo, magnetófono, buen chico y sádico. La película, en sus propias palabras, es eso, un "choque frontal personal con las imágenes de Maenza".

A eso se sumó la búsqueda por diferentes archivos fílmicos de otros materiales, y cuando en la Filmoteca de Zaragoza pudo tomar contacto con la película El lobby contra el cordero se sintió más cerca de Maenza. "La luz que él desprendía es la luz que queda en ese material que yo estaba tocando", cuenta Candela, que aclara que con su película lo que hace es "una indagación a través de sus imágenes, buscar su rostro, buscarlo a él".

Ese choque como detonante del proceso creativo, de la génesis de su documental, surge inmediatamente después de haber estado en Barcelona con el material de Portabella. "Fue sentarme en las noches en casa, sin pretensión alguna, delante del ordenador con ese material, y buscar combinaciones e ideas, conexiones, y a partir de ahí ir probando a ver qué surgía y cómo funcionaba mi choque con ese material", recuerda.

"Me parece bastante potente su visión artística", comenta Candela, para argumentar seguidamente que "a través de buscar al artista o el personaje he encontrado su vertiente más humana, que es lo que más he valorado de él en ciertas conversaciones con personas que le conocieron".

El Maenza más cercano

En esos momentos surge el Maenza "más tierno, más sencillo y más cercano", asegura Candela, que a pesar de haber grabado entrevistas con los personajes posando ante la cámara, al final las toma que emplea son cuando aflora la parte más natural de los entrevistados, cuando no se sienten observados por el objetivo y aflora entonces su opinión más natural, ya esté la imagen en negro o enfocando hacia un punto indeterminado y perdido, como una ventana o una puerta.

En eso la película es tan radical, tan maenciana, como lo era el cine de Maenza en una búsqueda del arte como expresión de libertad, sin condicionantes. Por eso la narrativa de Materialista, idealista, cinematógrafo, magnetófono, buen chico y sádico, título del filme y que es la propia definición que el turolense hizo de sí mismo, se mueve por espacios marginales que no son los estándares establecidos, y que ayudan por ello a que la forma también sea el mensaje, algo muy maenciano.

Tras su estreno en Punto de Vista, Candela reconoce que la gente valoraba la radicalidad de la propuesta del documental, que es algo que le gustó. Ahora queda por conocer cuál será la respuesta en los festivales en los que se proyecte, exponiendo así a Maenza a ese público que se le negó en vida, aunque creadores como él siempre han pensado que el arte se hace para expresarse uno mismo, nunca pensando en qué opinarán los demás.

Un rechazo sistemático a la estupidez y al moralismo cobarde de la vida

Carles Candela es contundente cuando explica la obra de Maenza como un proceso artístico siempre en curso, si no en fuga, por encima de cualquier soporte en el que se pudiera materializar, ya fuese en papel o en celuloide. Eso es lo verdaderamente valioso del turolense, según este cineasta, quien destaca el goce del proceso creativo: "Las situaciones que creaba y que subvertían los hábitos cotidianos, la puesta en cuestión de cualquier norma establecida, el rechazo sistemático a la estupidez y al moralismo cobarde, el choque dialéctico al que sometía a sus interlocutores, o una actitud poética frente a la vida son ejemplos de su forma de actuar". Por eso cree injusto, cuando se habla de él, "poner el acento en ciertos estigmas que le cayeron encima, debido sobre todo al momento histórico en el que vivió".

Autor:Miguel Ángel Artigas Gracia Teruel