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Los tambores de Alcañiz redoblan con fuerza para celebrar la Resurrección de Cristo

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Instante del sellado del Santo Sepulcro

Los tambores de Alcañiz invadieron ayer la plaza de España para asistir a la escenificación del Sellado del Sepulcro de Cristo, a quien honraron tocando con emoción para comenzar a celebrar su resurrección.

Los tambores de Alcañiz invadieron ayer la plaza de España para asistir a la escenificación del Sellado del Sepulcro de Cristo, a quien honraron tocando con emoción para comenzar a celebrar su resurrección.

El Viejo Testamento dio paso al Nuevo ayer en uno de los actos estrella de la Semana Santa de la Ruta del Tambor y Bombo. El final de la procesión del Santo Entierro sirvió para que las Sibilas (mujeres profetisas de otras religiones), los Patriarcas (profetas de Israel), los estandartes y banderas de las Tribus y las Naciones y, finalmente, los tambores de Alcañiz, celebraran la inauguración de "la nueva era de los hombres", según dijo el párroco, Pablo Roda.

La procesión arrancó a las 16 horas desde la iglesia mayor. En ella participaron los pasos de la Burreta, la Oración en el Huerto, Jesús Nazareno y La Verónica. Desfilaron por la parte baja y alta de la ciudad acompañados de miles de tamborileros con túnica y tercerol azul, que tocaron durante casi dos horas.

A su llegada a la plaza España fueron colocándose a los lados -Lonja y casa parroquial-, dejando un hueco en medio para la representación del Sellado del Sepulcro.

Con la Dolorosa en las escaleras del ayuntamiento y el Cristo Yacente (obra de José Bueno tallada en 1952) abajo, la autoridad romana llegó a la plaza con los cuatro sellos que cerrarían la tumba de Jesucristo. "Por concesión de la autoridad romana, fue colocado en una sepultura de piedra próxima al lugar de la muerte. Una condición exigió Pilatos: que el sepulcro fuera sellado por los responsables judíos bajo la vigilancia de los soldados romanos", explicó el párroco para que los espectadores que abarrotaron la plaza comprendieran el significado de la ceremonia.

En un absoluto silencio, los responsables de la cofradía del Santo Entierro colocaron un sudario de color blanco sobre el Cristo yacente y después lo cubrieron con el sepulcro. Todo ello se hizo bajo la atenta vigilancia de la Guardia Romana, compuesta por más de 20 soldados.

"Victoria sobre la muerte"

Tras el sellado, "aparentemente todo ha terminado para él; la muerte parece tener la última palabra", relató Roda. "Pero no es así. La Resurrección es la respuesta de Dios, el sí rotundo y pleno del padre a la persona de Jesús. Es la victoria sobre la muerte, es la proclamación solemne de que el amor de Dios es más fuerte que el poder disgregador del mal", continuó.

"Por eso, en estos momentos el Antiguo Testamento representado en sus figuras da paso al Nuevo con el mensaje del Evangelio", explicaba mientras las figuras del pasado fueron rindiendo homenaje a Cristo, "vencedor de la muerte".

Tras pasar la figuras bíblicas por sus pies, el párroco lanzó un mensaje de esperanza. "Y ahora somos nosotros los que, confesando la Resurrección del crucificado, terminamos este acto con la esperanza de nuevos horizontes de fe y libertad". Dicho esto, ordenó que los tambores volvieran a sonar, disolviendo de esta forma la procesión. Los portadores de la Dolorosa y del Santo Sepulcro encararon la subida de la iglesia para dejar los pasos en su interior y poner fin a una ceremonia solemne.

Con una temperatura superior a los 20 grados, el desfile fue un éxito. La gente respondió y las calles volvieron a teñirse del azul de las túnicas. Familias enteras salieron a cumplir su cita con la tradición, con niños bien pequeños que aguantaron dos horas en las filas.

Autor:Redacción / Alcañiz