El historiador turolense Serafín Aldecoa acaba de publicar el libro Los primeros sindicatos mineros de Teruel (1928-1938), en la colección La casa del pueblo de la editorial Comuniter, en el que se refleja la precaria situación laboral de los trabajadoras de las minas de las Cuencas Mineras, Sierra Menera y Libros y la lucha obrera durante la Segunda República. La presentación en Teruel será este miércoles, 21 de septiembre, a las 19.30 horas, en el salón de actos del Museo de Teruel.
El trabajo se enmarca dentro de la tesis doctoral de Aldecoa sobre el movimiento obrero en la Segunda República y su autor destaca que "era una laguna que existía dentro de la historia contemporánea turolense" porque a pesar de la importancia que tuvo en estos territorios la minería este aspecto no se había abordado.
En la publicación se analizan las durísimas condiciones socioeconómicas en que vivían estos trabajadores y cómo era la vida en los barrios mineros y se explica cómo empezaron a organizarse los sindicatos.
Aldecoa aclara que durante muchos años hubo movimientos huelguísticos y conflictos "pero de una forma desorganizada sin ningún tipo de organización sindical porque, entre otras cosas, no la conocían".
Ante esta situación, en Sierra Menera y las Cuencas Mineras los sindicatos fueron promovidos desde Asturias. El autor de este libro aclara que el Sindicato Obrero Minero de Asturias, el Soma, que tenía una larga tradición sindical mandó a gente a las localidades mineras turolenses para que organizaran y formaran sus propios sindicatos. Mientras, en Libros fue el PSOE y la UGT de Teruel los que "tutorizaron" la creación de la organización sindical.
El investigador turolense explica que en el inicio del movimiento obrero minero en la provincia UGT fue la organización que predominó. El autor de esta obra señala que era unos sindicatos "muy pactistas, muy negociadores" y de hecho hubo pocas huelgas en esta etapa.
Pero a finales de 1933 surge la CNT, que era rupturista y que planteaba una lucha sindical más radical. Desde el Bajo Aragón llega a las Cuencas Mineras y realizaron reuniones, algunas clandestinas, y lograron atraer a trabajadores más jóvenes.
Además, también se crean los sindicatos mineros católicos, promovidos por la patronal que intentaba hacer frente con ellos a las otras organizaciones.
En cuanto a las reivindicaciones de estas organizaciones, la principal era conseguir un contrato laboral. "No había unas bases reguladoras del trabajo perfectamente establecidas y fue por lo primero que lucharon", explica Aldecoa quien añade que lo consiguieron, aunque en ocasiones la firma de los acuerdos no iba acompañada de los medios necesarios para que se cumpliera lo pactado.
El historiador turolense también asegura que para comprender bien la realidad laboral en las minas turolenses hay que tener en cuenta que había dos tipos de trabajadores. Por un lado, los mineros que solo se dedicaban a esta labor y que en muchos casos procedían de fuera de estos municipios y aquellos que Aldecoa denomina campesinos-mineros, que eran del pueblo y que tenían en la mina un complemento a su labor agrícola. De hecho se puede comprobar que en los meses de julio y agosto, durante la cosecha, la mina de Sierra Menera se quedaba con casi la mitad de personal.
Esta situación también conllevaba que tuvieran diferentes intereses y por ello "se crea un enfrentamiento entre los mineros-mineros y los campesinos mineros", concreta el autor de este libro quien pone como ejemplo que había huelgas a las que solo iban los mineros que se dedicaban solo a esta labor, ya que los bajos sueldos hacía que tuvieran muchos problemas económicos. Mientras que para aquellos que cultivaban la tierra esta ocupación suponía un complemento a sus ingresos. Tampoco todos los patronos eran iguales, en Sierra Menera eran más paternalistas e incluso crearon una especie de plan de pensiones.
Autor:I. M. T./ Teruel