Muchos lo han olvidado ya, pero a finales del siglo pasado no era tan fácil encontrar a un turista merodeando por Teruel capital un fin de semana cualquiera, más allá de los meses de verano. La ciudad tenía, por supuesto, su magnífico Mudéjar y sus Amantes, pero carecía de un reclamo potente capaz de tirar con fuerza del turismo. Y todo cambió con el inicio del siglo XXI, cuando abrió sus puertas Territorio Dinópolis y estas instalaciones se aliaron, de forma involuntaria, con el grito unánime de los turolenses clamando a los cuatro vientos que "Teruel existe". Hoy la ciudad no sería la misma de no ser por el parque paleontológico, que lo ha hecho posible el Fondo de Inversiones de Teruel (Fite)
Territorio Dinópolis ha vuelto a abrir sus puertas este pasado fin de semana tras permanecer cerrado, como es habitual, durante los meses de enero, febrero y parte de marzo para trabajos de mantenimiento. Inicia su temporada número 16, pero en junio cumplirá 15 años de su apertura, una cifra redonda que invita a la reflexión sobre cómo los dinosaurios y la riqueza paleontológica de la provincia han hecho cambiar a la misma, y mucho, en estos tres primeros lustros del nuevo milenio.
El despertar turístico de la capital turolense no solo lo ha obrado Dinópolis, aunque quince años después de su apertura falta un estudio o investigación académica en profundidad que permita calibrar y valorar qué peso ha tenido este proyecto, financiado por el Fite, para impulsar el desarrollo de la provincia.
Sin duda hay que tener en cuenta otros factores, como la campaña promocional espontánea que supuso el movimiento ciudadano "Teruel existe", cuyo lema se hizo escuchar por todo el país y caló como lo hacen las buenas campañas publicitarias. No obstante, para atraer turismo había que captar a los visitantes, y la riqueza patrimonial de la ciudad es incuestionable con su Mudéjar y sus Amantes de Teruel, pero lo que ha proyectado el nombre de la ciudad como destino turístico ha sido Dinópolis.
La gerente de Territorio Dinópolis, Higinia Navarro, asegura que al abrigo de estas instalaciones "ha ido surgiendo un sector turístico desde sus comienzos que antes no había, tanto desde el ámbito de los restaurantes y cafeterías al tema de hoteles". Tanto es así, que considera que "hace 15 años era impensable encontrarse con turistas y público en la ciudad cualquier mes del año".
No son palabras ajenas a la realidad de lo que ha ocurrido en estos tres lustros, aunque a veces no termina de visibilizarse cuál es el origen de que los dinosaurios y la paleontología se hayan convertido en el principal motor de atracción de visitantes que tiene actualmente la capital turolense. De hecho, el proyecto surgió con cierta polémica sobre los contenidos que iba a albergar Dinópolis, aunque la labor de los paleontólogos de la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel ha puesto de manifiesto durante estos quince años que el proyecto se sustenta sobre una base científica sólida y, sobre todo, se apoya en una de las grandes riquezas que tiene la provincia: sus fósiles y su geología.
No estaría de más que en los próximos quince años, y a ser posible en menos tiempo porque si no otros nos pisarán el recorrido que lleva hecho Teruel, se termine de tomar conciencia de la importancia que los recursos endógenos tienen para el desarrollo. En el caso de Dinópolis han sido los fósiles turolenses, y la práctica totalidad de la provincia es rica en ellos, pero para explotar esa riqueza hace falta invertir en ese recurso.
Es como si en Texas cuando se encontró petróleo se hubieran instalado solo cuatro torretas de extracción y no se hubiese visto el potencial que tenía ese oro negro. Pues con los fósiles sucede lo mismo en Teruel, solo que falta todavía tomar conciencia en serio desde el ámbito institucional, y también ciudadano, de la riqueza y el valor que tienen las Ciencias de la Tierra.
Territorio Dinópolis, con 8 sedes repartidas por toda la provincia, acumula hasta ahora una inversión pública de 38 millones de euros, lo que arroja como media unos 2,5 millones de euros por cada año que ha pasado, mientras que su impacto económico es muy superior porque ha contribuido a dinamizar el sector turístico.
Un estudio realizado por la Fundación Economía Aragonesa (Fundear) por encargo del Ejecutivo aragonés en el año 2011 reveló que durante la primera década de funcionamiento de estas instalaciones, el impacto económico había sido de 1.564 millones de euros, con unos efectos multiplicadores muchísimo más elevados que los de la Expo 2008 de Zaragoza.
Empleo
El empleo directo que crea el parque paleontológico en toda la provincia alcanza las 125 personas en los meses de verano, pero a eso hay que sumar los puestos indirectos que genera, ya que demanda servicios turísticos, tanto de ocupación hotelera como de restauración.
A falta de ese estudio que cuantifique y que traduzca a cifras reales qué volumen del empleo que se genera en Teruel se debe a Dinópolis, las cifras de visitantes son de por sí más que claras sobre el poderoso impacto que tiene, ya que este año se alcanzarán los 2,5 millones.
Al terminar la temporada pasada, por todas las sedes de Dinópolis habían pasado desde el 1 de junio de 2001 un total de 2.432.008 visitantes. Las encuestas realizadas por el parque paleontológico el año pasado señalan que el 86,90% de quienes visitaban el parque paleontológico afirmaban que el motivo principal de su visita a Teruel era Dinópolis, y del total, el 71% tenía previsto pernoctar fuera de su residencia habitual.
Eso son personas que se han quedado a dormir y que han comido en Teruel o sus alrededores, y que han dejado unos ingresos en la hostelería. Tan importante es que Dinópolis esté abierto o cerrado en fin de semana, que los empresarios turísticos pidieron hace tres años que las instalaciones abrieran también en diciembre, en lugar de cerrar después del puente de la Constitución, ya que notaban un descenso en las reservas.
Por su ubicación, Territorio Dinópolis tiene un mercado potencial muy definido, la mitad del cual procede del propio Aragón y de la Comunidad Valenciana, al que se ha ido sumando de forma progresiva el público procedente de Cataluña y de Madrid, que supone actualmente más de una cuarta parte de los visitantes.
De acuerdo con las estadísticas de Dinópolis del año pasado, la Comunidad Valenciana fue el territorio de donde llegó el mayor volumen de visitantes, un 26,53%, seguido de Aragón con el 25,21%. Entre ambos territorios suman más de la mitad del público que anualmente visita el parque paleontológico, y eso quiere decir algo muy claro, que las instalaciones del complejo requieren de novedades todos los años para mantener vivo el proyecto. Como cualquier museo, que es una de las cosas que es Dinópolis, y como cualquier centro de ocio, que es otra de las cosas que es, el complejo precisa de una permanente actualización si quiere garantizar el éxito que ha tenido durante todos estos años. Y eso depende de las instituciones.
La provincia tiene suficientes recursos paleontológicos para explotarlos científicamente, pero para eso se necesitan medios económicos. Los fósiles no aparecen por casualidad, sino que hay que buscarlos, prepararlos, restaurarlos y estudiarlos, para publicarlos en revistas científicas y que esos hallazgos se incorporen de forma sucesiva a los contenidos de Territorio Dinópolis. Y para eso se requiere de dinero. Es como si tenemos un buen coche pero no le echamos gasolina, y el combustible tiene un precio, no surge de la nada.
Riqueza del territorio
Además, el avance científico, que es el sustento de Dinópolis, su combustible, es la base de todo, porque el parque no está en Teruel por casualidad, sino porque este territorio es de una riqueza paleontológica de primer orden mundial. De ahí que a lo largo de la historia hayan viajado a la provincia paleontólogos de diferentes países para excavar y extraer la riqueza fósil que tiene el subsuelo turolense.
Esos fósiles que antes se iban a otros museos, españoles o extranjeros, se quedan ahora en Teruel porque la Fundación Dinópolis fue reconocida durante este tiempo como Museo Aragonés de Paleontología. Eso quiere decir que todo lo que se encuentre en ella debe ir a parar a estas instalaciones científicas. De esos fondos y de los hallazgos que se producen se nutren las 8 sedes que tiene el parque paleontológico en la actualidad.
Territorio Dinópolis es probablemente uno de los proyectos que mejor representa y cumple con los objetivos del Fondo de Inversiones de Teruel, un mecanismo de compensación interterritorial creado hace más de dos décadas para ayudar al desarrollo de la provincia. Su dispersión por todo el territorio a través de las subsedes se ha convertido en un mecanismo para dinamizar el turismo y por tanto contribuye también a asentar población.
Los 15 años de Dinópolis han de servir para reafirmarse en la importancia que este proyecto ha tenido para el desarrollo, siendo conscientes de que las cosas no serían igual en la provincia de no haberse creado. Teruel ha crecido con esos gigantes que se extinguieron hace 66 millones de años. Tal vez, de no ser por Dinópolis, estaríamos hablando de otra extinción, que es a lo que aboca finalmente la despoblación.
Una evolución que era impensable hace tres lustros
La gerente de Dinópolis, Higinia Navarro, asegura que las cifras de visitantes que tiene el parque paleontológico son una muestra suficiente del "peso que tiene Dinópolis como motor turístico".
En este sentido, Navarro recuerda que la media de visitantes que reciben las instalaciones centrales del parque, solo en la capital, ronda las 143.000 personas, "que es cinco veces la población que tiene Teruel, y eso tiene un impacto en la ciudad tremendo".
Para la gerente del parque paleontológico, "es palpable el porcentaje de la población que hay hoy día en Teruel dedicada al sector turístico, algo que hace quince años era impensable".
Navarro destaca también la importancia que tienen las subsedes repartidas por toda la provincia, que es lo que configura el proyecto de Territorio Dinópolis. "Que estén estos centros hace que la gente se desplace hasta ellos y eso supone la generación de riqueza", dijo, apuntando el caso del último de los satélites abiertos, el de Ariño, donde la nueva sede junto con el balneario "han conseguido tener un impacto importantísimo a nivel turístico para esta localidad".
La gerente considera que el crecimiento "poco a poco" que han ido teniendo las instalaciones de Territorio Dinópolis no debe cesar. "El crecimiento pausado y equilibrado del parque ha permitido ir creciendo de manera prudente y creo que Dinópolis sigue siendo hoy un proyecto vivo que todavía sigue teniendo expectativas de crecimiento, y como tal se merece esas inversiones a futuro", apunta Navarro, quien por otra parte elogia la "gran implicación que ha tenido todo el personal que trabajamos en Dinópolis", del que destacó su juventud y compromiso.
Autor:F.J. Millán Teruel