La Junta de Teruel de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) quiso destacar ayer, en la celebración del Día Mundial del Cáncer, el valor del voluntariado en el apoyo y acompañamiento a los enfermos oncológicos y a sus familias. La asociación cuenta con 440 voluntarios en toda la provincia, que el año pasado atendieron a más de 1.200 personas, y en estos momentos está formando a nuevos colaboradores para atender al Hospital Comarcal de Alcañiz.
Las actividades organizadas por la AECC con motivo del Día Mundial del Cáncer se han extendido durante toda la semana y han llegado a numerosas localidades de la provincia que, además de mesas informativas, han acogido exposiciones, conferencias y charlas.
Entre los actos programados se encontraba la mesa de experiencias celebrada ayer en la Sala CAI de Teruel. Bajo el título Acompañando a las personas con cáncer y sus familias, sirvió para mostrar la evidencia del valor del voluntariado en el apoyo y acompañamiento a personas enfermas de cáncer y sus familias y para difundir iniciativas de buenas prácticas en los servicios de voluntariado integrados en los servicios sociosanitarios.
En este sentido, la coordinadora general de voluntariado de la Junta de Teruel de la AECC, Merche Castellote, precisó que cuentan con convenios de colaboración con los hospitales Obispo Polanco y San José, y que esperan que este trimestre se sume el Comarcal de Alcañiz, para lo que ya están formando a media docena de voluntarios. "Prestamos una atención integral al enfermo oncológico. Estamos perfectamente integrados en el sistema sociosanitario. Trabajamos con los servicios sociales, que nos hacen llegar las demandas, y los profesionales sanitarios también cuentan con nosotros", indicó al respecto.
Castellote precisó que actualmente cuentan con 440 voluntarios en toda la provincia, que el año pasado atendieron a 1.200 personas en toda la provincia.
Los voluntarios llevan a cabo servicios de acompañamiento a los enfermos en planta, en consultas externas y en las unidades de quimioterapia y paliativos; atención domiciliaria o voluntariado testimonial. Además, atienden la Ciberaula del hospital Obispo Polanco, actividades de animación infantil con el grupo Gurruminolas y talleres ocupacionales de pintura, lectura, yoga y baile en línea, a los que pretenden sumar natación.
Castellote indicó que la cifra de voluntarios les permite cubrir casi en su totalidad la demanda existente, aunque necesitarían algunos más para realizar acompañamientos, tanto en planta como en consultas externas, así como personas con conocimientos informáticos para atender la Ciberaula.
Atención directa a enfermos
De los 440 voluntarios con que cuenta la AECC en Teruel, 50 se dedican a la atención directa a los enfermos y sus familias. Merche Castellote explicó que "no todas las personas quieren y pueden" atender este servicio. Por eso, cuando una persona quiere colaborar con la asociación, siempre se le pregunta porqué y dónde le gustaría colaborar.
En el caso de que quiera atender a enfermos, se valora previamente, entre otras cuestiones, sus habilidades personales y sociales, inteligencia emocional, empatía, qué situaciones personales ha afrontado y cómo las ha resuelto, y cómo podría enfrentarse a un enfermo en cuidados paliativos. Si la persona está afrontando un duelo o es un superviviente de la enfermedad, se les recomienda que esperen entre uno o dos años para atender este servicio, aunque entre tanto pueden realizar otras actividades, precisó Castellote.
Si se les considera apropiados, reciben formación específica sobre aspectos psicológicos de los enfermos, pautas de funcionamiento y habilidades, y se pasan por tutorías prácticas con voluntarios que ya están trabajando en los hospitales.
La AECC les presta asimismo formación continuada y celebra reuniones de seguimiento cada dos meses "porque a los voluntarios también hay que cuidarlos", comentó la coordinadora.
Testimonio
Los voluntarios de la Junta de Teruel de la Asociación Española contra el Cáncer (AECC) coinciden en señalar que, muchas veces, lo que más necesitan los enfermos y sus familiares es "recibir un abrazo o una sonrisa y sentirse escuchados".
Así lo ha podido comprobar Benilde Porcar durante los catorce años que lleva como voluntaria, de los que ha dedicado doce al acompañamiento hospitalario y domiciliario.
Como muchas otras personas, ella conoció a la AECC cuando su marido enfermó de cáncer. "Fuimos a pedir ayuda y no me dieron lo que venía pidiendo, sino mucho más. No les importaba estar horas atendiéndome", indicó.
Fue entonces cuando decidió que quería formar parte de la asociación "para estar con enfermos que estuvieran atravesando la misma situación". No obstante, tuvieron que pasar dos años desde la pérdida de su esposo para poder hacerlo, "hasta que estuve preparada y pude transmitir paz", puntualiza.
A tenor de su experiencia, señala que "la mayoría de las veces, necesita más ayuda la familia que el propio enfermo porque tendemos a derrumbarnos".
Por otro lado, Benilde sostiene que el voluntariado "aporta más de lo que das". Y es que, a cambio de un poco de su tiempo libre, dice que ha recibido "mucha paz y tranquilidad". "En mi caso, ha sido la manera de seguir adelante", añade.
Benilde dice que siempre se crece en los momentos difíciles para poder ofrecer una sonrisa a los enfermos. Además, cuenta con el apoyo de los psicólogos de la asociación, que le enseñan a través de charlas y reuniones cómo afrontar las diferentes situaciones. "La AECC se preocupa de cuidar a los voluntarios", sostiene.
Autor:Alicia Royo / Teruel