La sequía de este verano está teniendo sus consecuencias en el campo turolense. Aunque en algunas zonas las nieves de febrero han salvado la cosecha de trigo y cebada, en otras ha habido descensos de producción de hasta el 60%. Además, se ve con mucha preocupación la evolución de otros cultivos para los que las lluvias de julio y agosto son imprescindibles, como la trufa o el girasol
La Unión de Agricultores y Ganaderos de Aragón, Uaga, reconoce que la cosecha de cereal de invierno ha sido irregular en la provincia con resultados diferentes según la zona y lamenta sobre todo la situación en el Alto Jiloca donde se ha visto muy mermada la producción
Roberto Sanz, miembro de la comisión ejecutiva de Uaga por Teruel, explicó ayer que en la zona de Singra, Villafranca, Monreal del Campo, Cella o Villarquemado se han recolectado entre 700 y 1.000 kilos de cereal por hectárea, cuando la media de otros años está entre los 2.500 o los 2.700 kilos, lo que supone un 60% menos de lo habitual
En cambio en la zona de Campo Romanos, Calamocha o la Laguna de Gallocanta, ha habido una buena cosecha con medias de 3.000 a 3.500 kilos. "La nieve caída en febrero supuso bastante agua y en estas zonas ha salvado la cosecha, mientras que en otros sitios donde no llegó la nevada la sequía del verano se ha acusado más", comentó Sanz
En el Maestrazgo, que es una de las zonas donde se cosecha más tarde, junto a la sequía los agricultores han sufrido también los efectos de las heladas tardías que "han hecho bastante daño en el campo y ha habido poca cosecha", indicó el representante de Uaga
Las heladas en mayo también han pasado factura en la zona de Mezquita, Hinojosa de Jarque y Jarque de la Val, allí se ha recogido medias de 2.500 kilos por hectáreas cuando lo habitual es llegar a los 3.500, por lo que el descenso es de 28%.
Más irregular ha sido la situación en el Bajo Aragón donde ha habido zonas con producción normal e incluso alta, como Andorra, y otras con muy malas cosecha, incluso en el mismo pueblo ha habido diferencias
Trufa y girasol
Roberto Sanz recordó que las escasas precipitaciones tiene consecuencias también en otro tipo de cultivos. En este sentido, rindicó que la trufa depende mucho de las lluvias de julio y agosto y, si no hay cambios en la tendencia de este verano, la producción se verá sensiblemente reducida. También será complicada la campaña para los cultivos de girasol, que se cosecha en octubre
La falta de agua en el campo no afecta solo a los agricultores, los ganaderos también tienen dificultades para encontrar pastos para los animales
Por otro lado, Uaga Aragón señaló que el viñedo en secano de la Comunidad está acusando una situación de estrés hídrico mayor que la pasada campaña debido a la ausencia de precipitaciones durante todo el verano y por las altas temperaturas que se vienen registrando en las últimas semanas. Mientras que el viñedo de regadío presenta una carga similar o ligeramente superior al año pasado
En Aragón, la cosecha de uva va a ser muy desigual, mientras en las denominaciones de origen de Cariñena y Campo de Borja se espera una reducción del 25% respecto al pasado año que fue un año de gran producción, en Calatayud y Somontano, dependiendo de lo que queda de mes, la producción será similar o algo mayor que en la Campaña 2015, según la estimación de Uaga
La organización agraria aragonesa subrayó que, tras los últimos tres años de buena vendimia, la de 2016 se verá fuertemente reducida ya que se espera recoger unas 135.000 toneladas en las 34.335 hectáreas de viña que hay en la región, frente a las cerca de 170.00 toneladas de media de los últimos tres años. Estos datos pueden varias según la meteorología hasta septiembre
Plagas
La falta de lluvia no es la única dificultad a la que tienen que hacer frente los agricultores turolenses a causa de las condiciones meteorológicas adversas para sus cultivos. Las temperaturas del pasado invierno, por encima de lo que es habitual en la provincia, también han generado problemas en el campo
Roberto Sanz, de Uaga, explicó que estas temperaturas han propiciado la proliferación de hongos y plagas, lo que ha generado más gastos de producción. "Las heladas que se producen habitualmente en Teruel controlan los hongos pero este año no se han producido y esto ha hecho que aparecieran y ha sido necesario invertir mucho dinero en fungicidas", explicó el agricultor turolense que señaló que durante la primavera los agricultores han tenido que dedicar mucho esfuerzo al control este tipo de plagas en sus cultivos
Por otro lado, de cara a la próxima campaña, Sanz señaló que lo ideal sería que a finales de agosto y sobre todo durante el mes de septiembre llegarán las precipitaciones para poder trabajar las parcelas y que estén listas para la siembra durante el otoño, principalmente en el mes de octubre, aunque esto varía en las diferentes comarcas. El representante de Uaga recordó que es fundamental la humedad del terreno para poder ir avanzando poco a poco en la preparación del suelo para la posterior siembra
Autor:I. M.T. / Teruel