La oposición en el Ayuntamiento de Alcañiz pide al equipo de gobierno que juegue un papel activo en el cumplimiento de la ordenanza de medio ambiente, que no está siendo respetada por los dos bares nocturnos más frecuentados de la ciudad
Tanto el bar La Gruta como el Monkey suelen abrir hasta altas horas de la madrugada sin tener licencia de disco-bar, lo cual colma la paciencia de los vecinos, que han presentado varias denuncias ante la Policía Local y reclamaciones ante el Ayuntamiento en los últimos meses. Ambos bares se encuentran en el centro de Alcañiz, a escasos 50 metros el uno del otro.
El asunto fue abordado de nuevo el pasado martes en comisión de Medio Ambiente, donde la técnico del área dijo que "estamos igual que hace meses", según indicó la concejal del PAR Ana Belén Andreu. Esto significa que La Gruta sigue teniendo licencia de crepería y el Monkey de cafetería, lo cual les obliga a regular el nivel de ruido y, sobretodo, a cerrar pronto
Las licencias de actividad, pedidas desde hace meses, están aún en fase de estudio. Hay que medir niveles de sonido mediante insonorizaciones y controlar que se cumplan las normas de seguridad requeridas, como puertas de emergencia.
Entretanto, ambos abren como si ya tuvieran la licencia de actividad, algo que levanta ampollas entre el vecindario
La oposición pide al equipo de gobierno del PP que haga cumplir la ordenanza. "Si se incumplen horarios y condiciones y hacemos como si no pasara nada, al final cada uno hará lo que quiera", protestó el edil de Ganar José Antonio Benavente.
En la misma línea, el concejal socialista Manuel Ponz criticó el "pasotismo total" en el que cree que está instalado el PP. "Los vecinos se cansan de escribir denuncias y alegaciones y a día de hoy los bares siguen sin la licencia adecuada. Tendrían que cerrar sobre la una de la mañana y están abiertos hasta las cuatro o las cinco", afirmó.
"La Policía Local tiene que intervenir y el equipo de gobierno tiene que mandar hacer alguna instrucción", reclamó Ponz, quien aseguró que el sonómetro adquirido hace un año para controlar bares y peñas no se está utilizando
"La legislatura pasada no se podía medir en Caldereros porque no había medios. Ahora que se compra un sonómetro, dicen los agentes que después de haber hecho un cursillo de cuatro horas no lo saben manejar", lamentó el socialista.
El concejal de Medio Ambiente, Nacho Carbó, dijo que la Policía Local debe actuar y ordenar el cierre de un bar si excede el horario en que puede estar abierto. "Ellos saben el horario que tienen que tener. Si la Policía pasa y están abiertos, tomarán las medidas que sea", argumentó el edil, quien aseguró que ya "se ha dado algún caso puntual".
El Justicia interviene ante las molestias que genera un pub de Calanda
El Justicia de Aragón ha intervenido ante las quejas de un vecino por el incumplimiento de horarios de apertura y niveles de ruido derivados de la actividad del disco-bar Babilonia que soporta en su casa.
En concreto, Fernando Gracia Vicente recomienda al Ayuntamiento que impulse la tramitación y aprobación de "una ordenanza municipal que regule de manera inequívoca los niveles máximos de ruido permitido, así como la contratación de servicios externos de personal especializado que realice mediciones de ruido en el local en viviendas afectadas por las molestias, con cuyos informes poder proceder a la eventual imposición de sanciones, o cierre del local".
De esta forma, el Justicia da el visto bueno a las propuestas que le plantea mediante una carta el propio Consistorio para tratar de solucionar las molestias
También recomienda el Justicia que, dado que la licencia de actividad de este pub suele cambiar de manos cada año, levante Acta de Comprobación en cada transmisión "para verificar que las características de la actividad no han sufrido variaciones, o someterlas a trámite de licencia para las modificaciones que se pretendan introducir".
La persona que reclamó al defensor del pueblo aragonés asegura que lleva quejándose años porque considera que el pub debería cerrar a las 3 horas y no a las 8, como acostumbra. También se queja de "exceso de volumen de la música" y de que la insonorización no es efectiva porque las puertas delantera y trasera del bar quedan abiertas.
Pero no solo se queja de ruidos, sino también de "gritos, cantos con un megáfono, rotura de ladrillos en nuestras paredes, rotura de cristales, peleas, orines, defecaciones, vasos de cubatas y botellines rotos", así como tampones y preservativos en su escalera.
Autor:Redacción / Alcañiz