Un viaje de 1.669 kilómetros y de 72 años en el tiempo ha trasladado este fin de semana a los vecinos de Albentosa a la localidad holandesa de Eindhoven, donde el 18 de septiembre de 1944 tenía lugar la segunda jornada de la operación Market Garden, que se prolongó durante nueve días y cuyo objetivo era liberar a los Países Bajos de la ocupación alemana, pero que se convirtió en su mayor fracaso militar durante la Segunda Guerra Mundial.
La II edición del Memorial March congrega este fin de semana en la localidad turolense a 200 recreacionistas llegados de toda España, 70 más que el año pasado, que tratan de reproducir a pequeña escala aquella enorme operación –que involucró a más de 100.000 soldados de ambos bandos, pero con todo el rigor histórico, hasta el punto de "pasar revista" incluso del corte de pelo de los participantes.
La organización del evento corre a cargo del Ayuntamiento de Albentosa, que cuenta para ello con la colaboración de la asociación cultural Virgen de los Ángeles y de la totalidad de los grupos recreacionistas participantes.
El coordinador de estos últimos, José Miguel Alfonso, indicó que Albentosa fue elegida para llevar a cabo esta recreación tanto por las facilidades dadas por el Ayuntamiento como por su particular orografía. "Aprovechamos el encanto natural de la localidad y las posibilidades que ofrece la vía verde de Ojos Negros y sus viaductos para dar a conocer la historia a los aragoneses", indicó.
En su opinión, el evento está siendo un éxito por un doble motivo: por el elevado número de participantes que ha logrado atraer, como por el hecho de que éstos procedan de toda España, desde Cataluña a Andalucía y Madrid, pero también de La Coruña y de islas como Ibiza y Tenerife. Precisó que normalmente en este tipo de memoriales se dan cita los grupos recreacionistas de las zonas más cercanas, salvo en el caso de Madrid, que suele ser el mayor punto de reunión.
Rigor histórico
Partiendo de la idea de que a todos ellos les gusta la historia militar, tratan de que la recreación tenga "un rigor histórico total". "Pasamos revista para que los participantes lleven toda la indumentaria y complementos de la época, e incluso para que los cortes de pelo sean fieles a la misma", puntualizó. Hasta las calles han cambiado durante dos días de nombre. Así, la calle La Caba pasó a denominarse Griftdijlk, o la Marqueses, Valburgseweg.
Con Albentosa convertida en un pueblo holandés de 1944, se llevan a cabo marchas militares, escaramuzas, refriegas... "Los parajes de la localidad, los puentes y viaductos de la vía verde, nos dan mucho juego para lo que intentamos recrear. Nunca vamos a llegar a lo que allí fue, pero sí que es cierto que nos permite ofrecer una imagen aproximada", argumentó Alfonso.
Todas las actividades realizadas ayer sábado, así como el desfile y la batalla entre las diferentes tropas que tendrán lugar hoy al mediodía en la plaza del Barrio Alto, están siendo ampliamente documentadas. Por un lado, se pretende editar un pequeño corto con la idea de presentarlo a algún concurso, así como un amplio DVD con las mejores fotografías del evento.
Para la alcaldesa, Yolanda Salvador, el Memorial March conlleva un arduo trabajo de organización, que se ve compensado por la repercusión turística y la dinamización que aporta a la zona. "El año pasado, lo hicimos como prueba y decidimos repetir porque es una recreación muy bonita y llamativa, que tiene mucho interés y que ha tenido una buena acogida", señaló.
Historia
Albentosa cuenta también este fin de semana con dos puestos donde adquirir artículos militares y libros de historia. Al frente de los mismos están Jesús Gago y David Ramírez, ambos de Ciudad Real, dos habituales de la Feria Militaria de Alcañiz.
En opinión de Ramírez, "potenciar el coleccionismo entre los más pequeños es una forma de introducirles en el estudio de la historia y de crear conciencia sobre el pasado, un aprendizaje fundamental".
Añadió que el interés que despiertan los objetos militares, sobre todo los relacionados con la Guerra Civil española, "es todavía incipiente". No obstante, puntualiza que algunos de ellos deberían mostrarse incluso en los colegios, como determinados artefactos explosivos que todavía es frecuente encontrar en las zonas en las que se desarrollaron batallas en la provincia de Teruel.
Autor:Alicia Royo / Albentosa