La nave del circo de Foz Calanda está en saldo por liquidación. Hastala semana de Reyes pone a la venta en un peculiar rastrillo todo lo que el públicoesté dispuesto a llevarse, tanto material de artes escénicas como muebles,libros o utillaje de cocina. Después de diez años, el proyecto toca asu fin. No hay gente que quiera formar parte de la compañía, ni institucionesque la apoyen, ni público que demande "divertirse" por lo que, sinrencores pero sin agradecimientos, el cabeza visible, Marcos Llevot, dejaráel pueblo en unos días. No habrá un undécimo Frutos Festival.
Llegó a Foz con la ilusión de montar una compañía de circo enel mundo rural con la que dinamizar la provincia, pero, diez años después,Llevot asume que "no es el lugar para un proyecto de esta envergadura" porque,en general, "no estamos abiertos a este tipo de propuestas divertidas".El ideólogo de la iniciativa y último mohicano de la misma no culpa anadie en concreto, sino que reparte responsabilidades, "desde las institucioneshasta la gente del pueblo", pasando por "los propios artistas".
Ya "nadie colabora realmente, ni siquiera el artista, en hacer cosas divertidasy altruistas que modifiquen la sociedad, sino que lo hacen para pagar su alquiler",analiza el artista, quien recrimina a las instituciones que "tampoco tienenel suficiente valor como para arriesgarse a hacer cosas divertidas". Por último,"la sociedad no se revela por que no haya cosas divertidas". En resumidascuentas, considera Llevot, "estamos en una sociedad que cada vez parece másseria".
Llegó el primero y se va el último. En un alarde de sinceridad, reconoceque nunca hubo un grupo artístico suficiente como para llevar a cabo su proyectode artes escénicas. Quería una compañía de circo que fuera aceptadaen el territorio, que a la vez liderara un movimiento el favor de las artes escénicasen base una ambiciosa escuela. "Llegó a haber un grupo de siete personas"que hacían actuaciones, pero "el ritmo del circo hace que sea difícilinstalarse en el medio rural y quedarse aquí a desarrollar tu propio proyecto",aunque "tampoco me he dedicado mucho a buscarlo", reconoce el artista.
Cuando arribó a Foz, Llevot llegó a un acuerdo con el Ayuntamiento: laadministración le cedía una nave municipal –construida con fondos delPlan Miner para albergar proyectos industriales que no llegaron- a cambio de queCirco Badín dinamizara el municipio, programara el Frutos Festival y, en definitiva,diera vidilla al municipio bajoaragonés. Este contrato se firmó para diezaños y ahora expira. "Decido no renovarlo porque no me interesa. No tienesentido que una sola persona se haga cargo de unas instalaciones tan grandes",explica.
Por otra parte, Llevot no entiende por qué un mundo tan "anárquico"como el del circo tiene que estar sujeto a las encorsetadas reglas de la burocracia."La legislación española es muy complicada para poder montar una escuelao algo más formal. Yo no tengo dinero para hacer una inversión muy grande",argumentó.
Cambio de filosofía
Pero más allá de cuestiones materiales, el madrileño lo deja poruna cuestión de cambio de filosofía. "Hace año y medio cambiómi perspectiva. Hubo un cambio, el principal fue el mío personal, que decidoque a mis 41 años no necesito nada a lo que agarrarme", indica Llevot.Por ello, tras "hacer las cosas bien y cerrar el festival lo mejor posible",decide ahora malvender en un rastrillo todas sus pertenencias. "No quiero tenervinculo a las cosas que estaba acumulando, al festival, a las clases o a cualquierobjeto que me atrape a una realidad que en este momento no tiene nada que ver conmi ser".
"Ayer –por el domingo- monté un rastro y aún me quedan cosas. Voya estar aquí hasta el día de Reyes, por lo que los mejores regalos estánaquí. La gente puede comprar muebles, libros, ropa, cosas de cocina o materialde circo, aunque ya está casi todo vendido" a través de "algúncolegio, particulares o la Asociación de Malabaristas de Zaragoza".
El madrileño todavía no sabe dónde irá cuando consiga "colocar"todas sus pertenencias. Tiene claro que seguirá "vinculado al mundo delcirco" aunque "de otra forma, no debiéndome al aplauso sino a aportaralgo a esta sociedad". "Todavía no quiero saber a dónde iré,si hago todo esto –desvincularse de los objetos que le recuerdan su pasado másreciente- es para no tener ningún tipo de preocupación".
El Frutos Festival toca a su fin después de diez ediciones
El mayor logro de Llevot fue conseguir que durante diez veranos consecutivos actuaranen un pequeño pueblo de la provincia de Teruel los mejores artistas de circo,música, clown o teatro de calle de la escena de las artes escénicas anivel nacional e internacional. El Frutos Festival fue un certamen veraniego alque acudía público familiar y joven de poblaciones cercanas a Foz, perotambién de fuera de la provincia.
Sin embargo, el máximo exponente de Circo Badín rechaza que dinamizardurante un fin de semana la localidad fuera un logro, sino que "deberíahaber un festival cada fin de semana" por su carácter social.
"Tampoco conozco muchos festivales, pero yo le tengo mucho cariño al FrutosFestival y a toda la gente que ha estado implicada" por "sus característicasanárquicas, surrealistas". En definitiva, "no es fácil encontrarfestivales en los que te encuentras tan a gusto, por todo: desde cómo es elpueblo, los espacios, toda la gente que ha participado, el público… todos suscomponentes han hecho un festival muy saludable", analizó.
Llevot se marcha "muy agradecido a mí mismo por encima de todas las cosas"y se marca como objetivo vital "ser cada vez más honesto conmigo mismoy, allá donde vaya, llevar alegría".
Autor: Marcos Navarro / Alcañiz