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La muralla carlista de Teruel y la torre de  la Bombardera recuperan su lustre La muralla carlista de Teruel y la torre de  la Bombardera recuperan su lustre
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La muralla carlista de Teruel y la torre de la Bombardera recuperan su lustre

La retirada de los andamios dejó este miércoles al descubierto los resultados de las obras de restauración llevadas a cabo en el tramo de muralla comprendido entre el torreón del Agua y la torre de la Bombardera, que han permitido que esta parte del lienzo, en buena parte de origen carlista y que se encontraba seriamente dañado, recupere su lustre. Las obras ya están concluidas a la espera solo de algunos retoques, tras algo más de seis meses de trabajo y una inversión de 159.878 euros (IVA incluido), para la cual el Ayuntamiento de Teruel ha contado con una subvención del programa 1,5% Cultural del Ministerio de Fomento. Las obras, dirigidas por el arquitecto José Ángel Gil, han corrido a cargo de la empresa Carpetania Integra SL, encargada también del control arqueológico. Gil explicó que la intervención ha sido “absolutamente respetuosa con el monumento”, ya que en buena medida han consistido en labores de retirada de vegetación y escombros, limpieza de la piedra, reparación de grietas y reposición de materiales y rejuntado en aquellos puntos donde era necesario. Donde más se aprecia la actuación es en la parte superior del lienzo, levantada en el siglo XIX con motivo de las guerras carlistas. Tras el vaciado del adarve o espacio comprendido entre las dos hojas de la muralla se comprobó que su deterioro era aún mayor de lo previsto y ha sido necesario proceder a su refuerzo estructural mediante pequeños recrecidos de los pilares interiores para darles mayor espesor. El muro ha recuperado su altura original en aquellos puntos que habían sufrido desprendimientos. José Ángel Gil señaló que, para elegir los materiales empleados, se realizaron previamente análisis en laboratorio de los existentes, con el objetivo de que fueran “de características similares”. Yeso en lugar de cemento En la zona del antiguo frontón -el tramo de muro más próximo al acueducto de Los Arcos-, se ha eliminado el mortero de cemento que lo recubría, un material “absolutamente prohibido” según el arquitecto, y se ha sustituido por yeso aplicado con una técnica similar al de la parte carlista de forma que quedan resaltadas las formas de las pilastras. Gil explicó que la parte de muralla del siglo XIX estaba formada “en un 96% por yeso”, muy sucio por el paso del tiempo y la polución. El nuevo revestimiento se ha teñido con pigmentos naturales para conseguir una “entonación cromática, que se pareciera al material existente”, detalló el arquitecto. En cuanto a los restos de la traída de aguas diseñada por Pierres Vedel en el siglo XVI localizados sobre un recrecimiento del lienzo de esa misma época. la canalización ha sido rellenada con grava sobre la que se ha colocado una impermeabilización y se ha tapado provisionalmente con mortero, que podrá ser retirada si en el futuro se decide restaurar este tramo del viaducto renacentista. Están pendientes nuevas fases de restauración que permitirían hacer visitable este tramo, que daría continuidad a la parte de muralla que se restauró hace unos años y que ya es accesible desde la calle Alcañiz hasta el torreón del Agua. “Me gustaría muchísimo continuar con el resto de las fases que faltan para completar la restauración”, reconoció Gil, quien por el momento no ha recibido ningún encargo al respecto. La Estrategia de Desarrollo Urbano Sostenible e Integrado (Edusi), que cofinanciarán el Ayuntamiento y la Unión Europea, incluye una partida de 1 millón de euros para la rehabilitación de la muralla y el entorno de Los Arcos entre 2021 y 2022, pero su destino concreto no está definido.