La despoblación entró de llenó durante el año pasado en la agenda política en un ejercicio, además, en el que se celebraron elecciones autonómicas y generales, y en las que todos los partidos plantearon propuestas en sus programas electorales para hacer frente a la crisis demográfica. Hubo mucho ruido en torno a la despoblación después de que las Cortes Generales aprobaran en el Senado dos iniciativas para hacer frente a este problema, tras la elaboración de sendos informes en comisión que contaron con el apoyo unánime de todos los grupos parlamentarios, pero el dinero para aplicar esas medidas sigue brillando por su ausencia.
Todos los partidos políticos están de acuerdo en cómo combatir la despoblación. Las ponencias del Senado llegaron a conclusiones el año pasado y se saben las recetas que hay que aplicar. En cambio, el Gobierno ha hecho caso omiso de esas recomendaciones y cuando se presentaron los Presupuestos Generales del Estado de 2016, la financiación para hacer frente a esta problemática brilló por su ausencia. Tampoco las enmiendas presentadas por la oposición durante la tramitación parlamentaria de las cuentas del próximo año hicieron cambiar de opinión al Ejecutivo.
Mientras en el Estado se elaboraban propuestas con medidas concretas aunque sin dinero para hacerlas efectivas, en la Comunidad Autónoma salió adelante una Inversión Territorial Integrada (ITI) para Teruel, pero a través de una modificación del Programa Operativo de los Fondos Feder en Aragón que no supone más dotación económica y cuya cuantía es insignificante para los retos que plantea la crisis demográfica en la provincia.
La ITI de Teruel recogida en el Programa Operativo de los Fondos Feder 2014-2020 es a fecha de hoy la única iniciativa dotada con un presupuesto para empezar a trabajar en propuestas que frenen la despoblación. En cambio, las organizaciones empresariales turolenses siguen manteniendo su demanda de una ITI conjunta con Cuenca y Soria, además de seguir trabajando para el reconocimiento de estas provincias como un área despoblada del sur de Europa por parte de la UE en el horizonte de 2020, similar a la existente en el norte del continente. Y mientras, el proyecto de la Serranía Celtibérica que impulsa el profesor Francisco Burillo continúa trabajando por la consecución de la quinta ITI estatal, cada vez con más apoyos, pero sin conseguir tampoco un respaldo económico que permita empezar a trabajar.
El 2015 ha sido por todo ello un año de mucho ruido y pocas nueces. De mucho ruido porque se ha hablado, y mucho, de despoblación y porque incluso se han llegado a plantear medidas concretas, tanto por el Senado como por los agentes sociales turolenses, que presentaron a los partidos políticos en mayo una serie de demandas que incluían la problemática derivada de la crisis demográfica, pero con propuestas concretas para hacerle frente, entre ellas un trato fiscal favorable para las iniciativas empresariales en zonas despobladas, que ayudaría a atraer iniciativas empresariales. Y de pocas nueces porque las instituciones no parecen estar dispuestas a poner el dinero que hace falta.
El Ministerio de Hacienda rechazó incluso la posibilidad de dar un trato fiscal diferenciador en el medio rural afectado por la despoblación. Tras las elecciones del 20 de diciembre surge la incógnita sobre los derroteros por los que se desarrollarán a partir de ahora las políticas contra la despoblación, si haciendo caso a las recomendaciones que hacen las Cortes Generales, y también el Parlamento aragonés, y dotando por tanto a las medidas propuestas con la correspondiente financiación, o si por el contrario se seguirá haciendo oídos sordo cuando para afrontar el problema se pide una implicación económica.
2015, tratándose de un año electoral, se inició con una gran predisposición por parte de las fuerzas políticas de tomarse en serio el tema de la despoblación, mientras las estadísticas del INE fueron arrojando a lo largo del año la cruda realidad de la provincia.
Las expectativas puestas en los acuerdos del Senado se vieron truncadas cuando se presentaron los Presupuestos Generales del Estado de 2016 sin contemplar partidas específicas para hacer frente a la despoblación, tanto de Teruel como de otros territorios despoblados del interior en una situación similar.
Tampoco prosperaron las enmiendas que la oposición planteó a los Presupuestos Generales del Estado, a pesar de que en la Cámara Alta todos los grupos apoyaron de forma unánime una serie de medidas, incluido el PP. Medidas que requieren de partidas económicas y en algunos casos de iniciativas parlamentarias que conduzcan a la modificación de leyes en cuestiones como un trato fiscal diferenciador, algo en lo que insisten mucho los empresarios.
Ponencia especial
La Ponencia especial sobre despoblación creada en la Comisión de Entidades Locales del Senado, e impulsada por el entonces parlamentario turolense del PSOE Antonio Arrufat, fue la primera en salir adelante, aunque con cierto retraso por el empeño de este senador de que compareciese también alguien del Ministerio de Hacienda. Al final no se produjo esa comparecencia y por tanto le faltó el compromiso firme del Gobierno de que lo que allí se aprobase iba a tener partida presupuestaria, ocurriendo todo lo contrario cuando se aprobaron los Presupuestos del Estado.
Al poco tiempo se aprobó también por unanimidad en la Cámara Alta otro informe dentro de la Comisión especial de estudio sobre las medidas a desarrollar para evitar la despoblación en las zonas de montaña.
En uno y otro informe se plantean propuestas similares como la necesidad de que haya una fiscalidad especial para los territorios despoblados, además de establecer otros parámetros discriminatorios positivos, fijar servicios básicos que garanticen el asentamiento de la población, y mejorar las comunicaciones, incluidas las nuevas tecnologías de la información. Las recetas ya están y lo que hace falta ahora son políticos serios que cuando gobiernan escuchen al poder legislativo. Eso es democracia, lo contrario es algo muy distinto.
Autor:Redacción Teruel