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La hemeroteca: Jiménez Losantos,?Lobatón o Pérez Reverte, estrellas en las ferias del libro de los 90 en Teruel

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El escenario era la Plaza San Juan en lugar de La Glorieta, y algún año, las mismas casetas en las que exponían las empresas del jamón servían una semana después para llenarse de libros. Así recuperó Teruel la feria del libro de 1993 a 1996, tras algunas ediciones en los años ochenta. Lo hizo con rutilantes estrellas mediáticas, como la que dio el pregón en la primera edición de los noventa, la de 1993, Federico Jiménez Losantos, que decía de la cita que era “motivo de alegría por una cosa tan sana, tan buena, tan culta y tan distinguida”, según recogía este rotativo en su portada el 22 de septiembre de aquel año. Otros nombres mediáticos de la época como Arturo Pérez Reverte, Paco Lobatón o José María Carrascal, pasaron por aquella y las siguientes ediciones, organizadas por la Asociación de Libreros de Teruel.

Raúl Carlos Maicas fue el coordinador de la feria en las tres primeras ediciones, y echó mano de los contactos que tenía de su experiencia al frente de la revista cultural Turia para elaborar “un programa muy digno”, explica ahora, echando la vista atrás.

Sus contactos y los de Luisa Perruca o la periodista turolense Lourdes Zuriaga permitieron traer nombres destacados a la ciudad, capaces de atraer al público.

El pregonero de aquella primera edición fue el polémico periodista turolense Federico Jiménez Losantos, que decía en su pregón: “Se trata hoy de fundar, de marcar un camino para ferias futuras, que animen a los turolenses no solo a leer libros sino también a hablar de libros” tal y como recogía el periódico en su portada.

Animaba el periodista a la lectura con estas palabras: “Leed, leed siempre porque en los libros se abriga la vida de los contratiempos: leed porque en un libro las cosas son perennemente hermosas, vivas, lucientes; leed porque no hay melancolía que no la cure un buen libro, porque no hay otoño que un buen libro no mejore, aunque el otoño sea el de Teruel”.

Calificaba entonces la feria del libro como una iniciativa “casi milagrosa, la verdad es que nunca hubiera sospechado que en Teruel se pudiera hacer una Feria del libro”.

Desde aquella primera edición, los autores turolenses y aragoneses tuvieron presencia destacada. Entonces se encontraban con el público autores como Ildefonso Manuel Gil o Víctor Fuentes, que trajeron a Buñuel a aquella primera cita. Otros nombres destacados fueron Alfonso Zapater, Antón Castro o Javier Aguirre o Fernando Lalana, entre otros.

Aunque las estrellas de aquella primera edición de los noventa de la feria fueron sin duda los mediáticos José María Carrascal y Arturo Pérez Reverte. El maestro de esgrima, escrito por este último, fue la obra más vendida aquella edición, y Maicas recuerda que “había una cola de 50 metros, desde lo que hoy es la Subdelegación del Gobierno hasta el Banco de España, de gente que aguardaba para que le firmara el libro”,  El club Dumas que presentaba en Teruel.

José María Carrascal, el presentador de televisión famoso por sus corbatas, firmó en Teruel ejemplares de su libro España, con otros ojos, tal y como recogía DIARIO DE TERUEL en su crónica, que se ilustraba con una fotografía de Carrascal junto a Leopoldo Calvo Sotelo, con el que coincidió en el Parador de Turismo.

El atractivo del 10%

Como ahora, en aquellas ediciones uno de los atractivos era el diez por ciento de descuento que ofrecían los libreros en la compra durante la feria. Y también como ahora, uno de los principales enemigos era el frío y el mal tiempo, que desanima a la gente a salir a la calle, y que aquel año amenazó hasta última hora la celebración de la feria.

Libreros y turolenses salieron muy satisfechos de aquella primera edición, como un estudiante que explicaba al periódico: “La Feria me ha invitado a comprar libros, porque yo no compro en todo el año otros libros que los de estudio. Debería repetirse cada año”. La edición de 1994 comenzó con algunas sonadas ausencias, como la de María Teresa Campos y Antonio Mingote, que no pudo acudir a Teruel a leer el pregón por motivos de salud y fue su sobrino el encargado de leer el texto de apertura. “El tiempo en Teruel es largo, ancho y alto. Tiempo para todo. Y, sobre todo, para leer” decía aquel pregón. Sí acudieron en aquella edición algunos televisivos como Margarita Landi, Manuel Giménez y José Ángel Mañas, que hablaron de sus trabajos de crímenes y timos.

Las estrellas literarias, aunque quizás menos mediáticas, fueron Ana María Moix, Ángeles Irisarri y Emilio Ortega, la literatura con mayúsculas, como titulaba la crónica de la presentación que hizo el periódico entonces.

José Ramón Villanueva y Joaquín Carbonell aportaron el sello turolense con la presentación de sus últimos trabajos y ya el fin de semana, destacaba la presencia de Paco Lobatón, conductor del famoso programa Quién sabe donde, Rosa Regás o Mari Pau Domínguez.

En 1995 el pregón de la feria corrió a cargo del catedrático aragonés Gonzalo Borrás, que destacó la importancia del libro como “un instrumento de libertad”.

Aquel año arrancaba la feria en medio del malestar del gremio de libreros por el recorte de las ayudas económicas comprometidas por las administraciones y entidades que la financian, manifestando uno de los principales obstáculos para los organizadores. Así, el texto detallaba que la feria había arrancado con una partida de alrededor de dos millones y medio de pesetas, lo que supone un fuerte recorte respecto a la edición del año pasado.

Era el año también en el que las casetas de la recien terminada Feria del Jamón eran acondicionadas para acoger a los 14 expositores. En una mesa de escritores turolenses denunciaban que “la mayoría de los escritores aragoneses que tienen libros de calidad han tenido que publicarlos fuera de Aragón”.

El “Guadiana” de la cultura

“Se hizo una feria muy digna, con los pocos medios que teníamos, mezclando autores aragoneses con otros de panorama nacional” recuerda Raúl Carlos Maicas, más de 20 años después de aquellas ediciones.

Destaca el esfuerzo de los libreros y de la organización por su dedicación, que él tenía que compartir con su propio trabajo, y por eso estuvo tres años en la organización pero ya no en la cuarta edición, que fue la última hasta que se retomó el pasado año ya con nueva ubicación, en La Glorieta, y el impulso del Gobierno de Aragón. “La feria del libro ha sido como el Guadiana de la vida cultural en Teruel” concluye Maicas, “pero espero y deseo que ahora continúe en el tiempo”.