El proyecto de escuela abierta de Olba, que están integrada en el CRA Javalambre, da un paso más en su metodología innovadora. El pasado 5 de febrero se inauguró su invernadero escolar, un proyecto fruto de la ilusión y del trabajo de la Comunidad Educativa Marina.
Esta escuela tiene un proyecto educativo y una estructura pedagógica acorde al deseo de todos los padres y madres, junto con las profesoras y alumnos y alumnas, de utilizar una metodología abierta.
Esta situación tiene su base en la práctica educativa de Delfi Ruiz, la maestra rural de este colegio que lleva más de 25 años enseñando en este pueblecito, que ha atraído a muchas familias que buscaban una escuela pública que acogiera sus inquietudes, una escuela pública que les abriera la puerta a participar y donde el amor por la naturaleza y un estilo de vida saludable estuvieran presentes.
"Hace unos nueve años, conseguí que nos prestaran el huerto que está junto a la escuela y a partir de ahí arrancamos con este proceso en el que estamos ahora. Un factor esencial fueron las familias que formaban parte de la comunidad educativa, gente con muchas ganas de participar de manera activa y directa en la escuela que desean para sus hijos/as y así, apoyándose ellos/as en mí y yo en ellos/as, hemos ido fraguando este proyecto", explicó esta maestra.
Las familias y sus profesoras apostaron por una escuela rural pública donde los niños fueran escuchados y tenidos en cuenta. Donde se les transmitiera una serie de conocimientos pero además se les acompañe en el proceso evolutivo de crecer y formarse como personas.
"Y todos llegaron a un punto en común de que querían una Escuela Rural abierta, inclusiva, donde las personas y el entorno se mezclasen, sin fronteras", indicó María Nuibó, miembro de la comisión del huerto escolar.
En esa linea ya habían puesto en marcha el huerto escolar, del cual además de verduras sacan conocimientos y los niños aprenden matemáticas, lengua, y más materias de forma práctica. Los padres forman parte de esta educación y son partícipes de la formación de sus hijos y se implican dentro y fuera de la escuela.
El proyecto del huerto les llevó a ver la posibilidad de construir un invernadero. Los vecinos del pueblo les cedieron terrenos, el Ayuntamiento la estructura y fondos para el montaje y Agujama les concedió una subvención para el plástico y las herramientas. El objetivo es abastecerse de planteles y verduras y abastecer a otras escuelas y vecinos del pueblo y del valle.
Todo ello unido al tesón de los padres y madres hizo posible que el 5 de febrero celebrasen la fiesta de inauguración de este invernadero. Fue una fecha especial para el pueblo y la escuela porque se cumplía un año de la muerte de Marina, una compañera de los niños, que fue al pleno del Ayuntamiento en compañía de su madre y de Delfi a pedir las instalaciones del invernadero.
En la inauguración fueron los cuatro niños de tercero de Primaria quienes redactaron y leyeron sus discursos para dar paso a la inauguración con el corte de la cinta por todos los niños de la escuela. Ellos fueron los protagonistas porque sienten el invernadero como suyo, un proyecto en el que participan directamente.
Durante su intervención los alumnos recordaron que el Ayuntamiento tenía un invernadero abandonado y que en el pleno municipal del 12 de diciembre del 2014 le pidieron las instalaciones.
Asimismo, los chavales recordaron el duro trabajo durante meses y cómo colaboraron los padres, profesores y alumnos.
Los chicos también aprovecharon el acto para expresar sus propuesta de los productos a cultivar. "Me gustaría que se plantaran judías, habas, guisantes, patatas, muchas clases de flores, fresas, girasoles y plataneras", comentó uno de los pequeños.
También participaron integrantes de la Comunidad poniendo música en directo durante todo el acto.
Este proyecto innovador de escuela abierta de Olba forma parte del Foro de Innovación que se ha creado desde la Consejería de Educación del Gobierno de Aragón.
Autor:Redacción/ Teruel