Casanova se dio un baño de masas en el salón Don Diego, donde presentó el ensayo y firmó decenas de ejemplares
Julián Casanova presenta en Valdealgorfa ‘La venganza de los siervos’, una revisión histórica de las revoluciones rusas de 1917
Julián Casanova triunfó por partida doble ayer en su pueblo, ya que además de estrenar un cabezudo hecho a su imagen y semejanza se dio también un baño de masas en la presentación, por primera vez en Aragón, de La venganza de los siervos, un ensayo que explica las revoluciones de Rusia de 1917 un siglo después.
En el texto, de más de 200 páginas, Casanova vuelca el trabajo de años de investigación y pone en bandeja al mundo hispanohablante “las grandes novedades”. La historiografía reciente, enriquecida por decenas de estudios locales, la micro historia y la apertura de archivos, subraya que los acontecimientos en Rusia fueron “un caleidoscopio de revoluciones”, dice el catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Zaragoza, donde el 10 de mayo presentará su ensayo en el Paraninfo en compañía de la escritora Almudena Grandes.
El historiador trata de hacer una revisión de la subida al poder de los bolcheviques, una interpretación desde nuestros días de uno de los acontecimientos determinantes del siglo XX para la historia mundial. “No hay explicaciones simples para los grandes acontecimientos”, afirma Casanova, que huye de los significados tópicos que tienen las revoluciones: gloriosas para unos y caóticas, violentas y excesivas para otros. El libro, editado por Editorial Crítica, abarca el periodo comprendido entre 1914, cuando estallan las primeras revueltas en Rusia, hasta 1924, cuando fallece Lenin, el primer líder de la URSS.
Casanova empieza estudiando la realidad de la monarquía absolutista del zar Nicolás II, de la dinastía Románov. Sigue puntualmente el desarrollo de los sucesos que, de febrero a octubre de 1917, hicieron posible el acceso al poder de los bolcheviques y el proceso posterior que condujo de la revolución a la dictadura.
La dinastía desapareció de la noche a la mañana y el poder pasó en un periodo muy corto de tiempo de una autocracia tradicional a las revoluciones marxistas. El capitalismo y el mercado desaparecieron e instituciones básicas e históricas como la familia o la religión sufrieron una profunda transformación.
Casanova pretende descubrir tres grandes tesis. Su primer empeño es romper con los mitos, tanto pro soviéticos como anti soviéticos que solo atienden a la heroicidad o a la elevada cantidad de violencia, respectivamente.
En segundo lugar, “trato de demostrar que las revoluciones no solo vienen desde abajo, sino que no se pueden iniciar si un sector de la aristocracia no quiebra”, explica Casanova. Y hace un siglo parte de los nobles rusos “le dieron la espalda a un zar incompetente e inepto al que no le interesaba nada el pueblo”.
Por último, “más allá de que los sueños acaben en pesadilla, trato de demostrar que no hay una ley de hierro por la que todas las revoluciones tengan que acabar mal”. En aquellos años “las circunstancias solo daban para violencia; no solo en Rusia sino también donde hubo guerras civiles, como España, o donde triunfó el nazismo, como en Alemania”.
Entre 1914 y 1945, alrededor de 80 millones de personas murieron en conflictos en todo el mundo. Por tanto, esta obra pretende “mirar al pasado para comprender mejor el presente y tratar de evitar” nuevos episodios sangrientos.